Y además... ¿quiénes somos nosotros para juzgar quién merece y quién no? Retener es una estupidez. En el último viaje no nos llevaremos nada... que valga en el lugar a donde vamos.
Hola ñOCO Le bOLO. Gracias por venir. Buena pregunta, yo también la dejo en el aire. Estoy de acuerdo contigo en lo que dices. Además retener también es de egoístas. En el último viaje de nada sirven, cierto. Un abrazo fuerte!!!! Beso.
Grande Gibran, y es verdad lo que dice ñLB, ¿quiénes somos para juzgar? Pero quién planta los árboles, quién los riega, porque sus frutos responden a un esfuerzo y está bien dar cuando hay en abundancia, pero cuando los bienes escasean es inevitable elegir.
La utopía del gratis total y para todos termina con un árbol seco y sin frutos frente al que se alinean todos con la mano extendida. Hace falta un equilibrio.
Grande Gibran, y es verdad lo que dice ñLB, ¿quiénes somos para juzgar? Pero quién planta los árboles, quién los riega, porque sus frutos responden a un esfuerzo y está bien dar cuando hay en abundancia, pero cuando los bienes escasean es inevitable elegir.
La utopía del gratis total y para todos termina con un árbol seco y sin frutos frente al que se alinean todos con la mano extendida. Hace falta un equilibrio.
Interesante tu punto de vista, Tawaki. Yo pienso que Gibran hablaba de un mundo de igualdades, donde todos los componente permanecían invariables y lo único que cambiaba era el elegir en el dar, y con ello el retener y perecer. Pero sin duda tu sentido racional de las cosas no tiene argumentos en contra, te doy la razón yo también. Porque viendo una parte del proceso, has entendido la otra que se obviaba. Has venido a poner equilibrio a Gibran, y a mi :-) ¡¡Gracias!! Un beso.
" La palabra para rojo", de Jon McGregor, es un libro maravilloso. Me he enamorado de esta novela, que me ha hecho estar en el lugar en cada momento. Me ha tomado de la mano, y sin soltarme un solo segundo, me ha llevado a un viaje apasionante, tanto física como emocionalmente. Es un libro generoso y brillante. Soberbia la manera en que está narrado, las descripciones, todo lo que se ve, también lo que no se ve y ún así se sabe. Es una novela cercana, humana, sencilla en su complejidad, de esas lecturas que se quedan con uno para siempre. Espectacular la pluma de este escritor del que no había leído nada antes, es magistral la manera en que lleva a cabo la narración de esta historia. Me pareció que no puede ser más perfecta, no pude esperar más de ella porque me lo dio absolutamente todo, captó mi interés desde el primer párrafo hasta el último punto final. Novelas como ésta no abundan, por eso me he emocionado tanto y me he sentido una privilegiada por leerla. Los tres pro
Un año más, la fiesta de Los Indianos, vuelve a ser el plato fuerte del carnaval de la isla de La Palma. Y un año más me reafirmo en que no me gustan los carnavales, salvo Los Indianos en La Palma. Y es que aquello es otro mundo festivo, más alegre, menos chabacano, más distendido, y muuucho más bonito y divertido. Bajo mi punto de vista, claro. Cuestión de gustos... Es todo un reclamo para las miles de personas que viajan desde todos los puntos del archipiélago canario, en barco o avión. Todos pasean ataviados con la ropa de los Indianos, por las calles peatonales de la ciudad. Desde primera hora de la mañana del lunes de carnaval (este año el 12-02-0218) van calentando el ambiente con su alegría y bailando al son de la música cubana. Hasta las 13:30 , hora en que llega el personaje más emblemático de la fiesta de Los Indianos: la Negra Tomasa. Van a buscarla al muelle, justo dos calles más abajo. La Negra Tomasa es un personaje muy entrañable y simbol
He seguido el orden del libro y he comenzado con la novela "Ardiente Secreto". Stefan Szweig nos adentra en una historia psicológica a tres bandas. Nuestro protagonista es Edgar, un niño que viaja con su madre y donde aparece en escena un conquistador nato, el Barón. Está escrito con los ojos de un niño que no entiende muchas de las cosas que ve, escucha o se insinúa entre su madre y el Barón. Pero claramente está resentido porque éste último lo ha utilizado como trampolín para acercarse a su madre con propósitos que -a su entender- no son honestos. Es una novela de peripecias, de iras descontroladas de niñez e inmadurez. También es un libro de adultos con pasiones ardientes que se guardan en secreto con la eterna premisa del debate entre lo ético y correcto frente a lo incorrecto. Las escenas son muy fáciles de palpar, de sentir, el autor nos hace estar allí en primera persona, de manera magistral. El final, a la altura de los grandes. Un final feliz, según se mire, o un fi
Y además... ¿quiénes somos nosotros para juzgar quién merece y quién no?
Retener es una estupidez. En el último viaje no nos llevaremos nada... que valga en el lugar a donde vamos.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Hola ñOCO Le bOLO.
EliminarGracias por venir.
Buena pregunta, yo también la dejo en el aire.
Estoy de acuerdo contigo en lo que dices. Además retener también es de egoístas.
En el último viaje de nada sirven, cierto.
Un abrazo fuerte!!!! Beso.
Grande Gibran, y es verdad lo que dice ñLB, ¿quiénes somos para juzgar? Pero quién planta los árboles, quién los riega, porque sus frutos responden a un esfuerzo y está bien dar cuando hay en abundancia, pero cuando los bienes escasean es inevitable elegir.
ResponderEliminarLa utopía del gratis total y para todos termina con un árbol seco y sin frutos frente al que se alinean todos con la mano extendida. Hace falta un equilibrio.
Grande Gibran, y es verdad lo que dice ñLB, ¿quiénes somos para juzgar? Pero quién planta los árboles, quién los riega, porque sus frutos responden a un esfuerzo y está bien dar cuando hay en abundancia, pero cuando los bienes escasean es inevitable elegir.
ResponderEliminarLa utopía del gratis total y para todos termina con un árbol seco y sin frutos frente al que se alinean todos con la mano extendida. Hace falta un equilibrio.
Interesante tu punto de vista, Tawaki.
EliminarYo pienso que Gibran hablaba de un mundo de igualdades, donde todos los componente permanecían invariables y lo único que cambiaba era el elegir en el dar, y con ello el retener y perecer.
Pero sin duda tu sentido racional de las cosas no tiene argumentos en contra, te doy la razón yo también.
Porque viendo una parte del proceso, has entendido la otra que se obviaba.
Has venido a poner equilibrio a Gibran, y a mi :-)
¡¡Gracias!!
Un beso.