Cuando se apeó en la segunda estación, las piernas le flaquearon. Advirtió que por primera vez en la vida algo irremediablemente malo le había tocado vivir. No cosas como los dramas que su persona había desarrollado a lo largo de la vida, nada que ver con esas piedras en el camino, que independientemente de su tamaño, siempre terminaba sorteándolas. En esta ocasión era diferente y un frío recorría su espina dorsal cada vez que al pensarlo era consciente de ello. Miraba a su alrededor y veía con sus propios ojos lo que más tarde le sucedería a él. "Te tocó". "Esto funciona así". No hay lugares conocidos ni siquiera personas conocidas, han cambiado el telón y tu papel no es otro más que jugar. ¿Pero jugar a qué si nadie te ha enseñado las reglas?. ¿Jugar contra quién si ya te han sentenciado sin juicio previo?. A secas; jugar hasta que el otro decida que ha llegado tu final. Si cierras los ojos es peor, entonces es cuando sucede. Uno, dos, tres, salta tu última pérti...