Recomponerse
Vas, voy, vengo, vienes... Yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos. Comienza un nuevo día, luminoso. Apenas ha despuntado el sol y ya lo llena todo. Aunque para llenarnos ya estás tú, siempre incondicional. Como un oasis en el desierto. En pleno pulmón de la ciudad, en su corazón, y tan sólo tengo que correr una fina cortina para tenerte al otro lado. Tu paisaje, hoy en especial, me invita a no irme. - Ven, acércate, te estoy esperando. - Voy- te digo- y de inmediato mis pies, ahora descalzos, se encaminan hacia ti. Despacio, sin prisas y con un hondo respirar, me lleno de una paz difícil de describir pero ya reconocida por mi; La calma que tú me das. En esa bocanada de aire, instintivamente fijo mi mirada en el cielo. Tan sólo una nube. Curioso. El efecto óptico me hace reconocer en una extraña pareidolia, un pez payaso, que dejando una estela tras de sí, abre la boca para soplar al resto de nubes y hacerlas desaparecer por un rato. Bien hecho, hoy el cielo se me antoja azul, mire dond...