Nueva mirada

Llevan desde finales del año pasado, hasta hace escasos días, instalando un "nuevo ojo" (así lo llaman) en el CGT (Gran Telescopio Canarias). Lo han instalado, de manera conjunta, personal de la propia CGT y de la Universidad de Florida, a través de su Departamento de Astronomía dirigido por el profesor Stephen Einkenberry.

El CGT es el telescopio óptico infrarrojo más grande del mundo, y está en un lugar privilegiado y reconocido así por todos los entendidos en el tema: en lo alto del Roque de Los Muchachos, en la isla de La Palma.
La cámara que han instalado pesa una tonelada y está enfriada criogénicamente. La han bautizado como CIRCE (Canarias InfraRed Camera Experiment) con una calidad de imagen tan alta que ha superado, en algunas zonas del espectro,  al renovado telescopio espacial "Hubble". 
Entre otras cosas, además de observar galaxias muy lejanas puede atravesar el polvo que envuelve el agujero negro que hay en el centro de la Vía Láctea.


Me encanta ese lugar, estoy enamorada de muchos rincones mágicos de mi tierra, y éste es uno de ellos.
Subir hasta allí arriba y tener estas vistas (como en esta foto) parece un sueño. Es un privilegio. 
De noche, sólo te acompaña el sonido del silencio, lo que unido a la inexistente contaminación lumínica, convierte en mágico el lugar. 
Tranquilidad y calma.
Miras hacia arriba y te sientes pequeña.
La grandeza del Universo.
Sigues con la mirada las estrellas, imposible contarlas, son muchas. Incluso puedes distinguir alguna constelación. 
Sin duda, no tienes que cerrar los ojos para soñar, solo mantenerlos abiertos y descubrir esa nueva mirada en ti que aún no conocías.  Una sensación íntima y única, rozando casi lo perfecto.

De repente mi vista se posa en el gran telescopio y comienzo a imaginar qué se cuece allí dentro y entiendo que esta sensación renovada- cada vez que la recuerdo- puede verse potenciada a cifras que salen de nuestra imaginación y entendimiento cotidiano.

La bella y recóndita isla de La Palma, quién te lo iba a decir.
Un lugar tan minúsculo en el globo terráqueo que muchos ni se percatan de que existes.
Y resulta que escondes muchas joyas, únicas y especiales, entre ellas ésta. 
Disponible (desde dentro) para toda la Comunidad Astronómica Internacional.
Disponible (desde fuera) para todo aquel que quiera visitarla, soñarla y descubrir una nueva mirada.

Comentarios

  1. Tengo verdadera ilusión por visitarlo y sentir esas sensaciones que has experimentado, tengo amigos que ya lo han hecho y me lo han recomendado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no te lo pienses más, Marcos.
      Adelante!!!!
      Es un lugar para visitar y repetir muchas veces.

      Un beso.

      Eliminar
  2. Creo que fueron ocho las veces que recorrí esa carretera en mi visita a la isla bonita. Disfrutando de cada curva en cada una de ellas. Dos noches subí a ver las estrellas y a sacar mis primeras fotos de estrellas, pero bajaba al resguardo del Parador demasiado pronto. La próxima vez subiré más tarde, cuando haya menos luz, para poder admirar mejor las estrellas.

    Bienvenido sea este nuevo ojo. Ojalá nos muestre más secretos de nuestro precioso Universo.

    ResponderEliminar
  3. Creo que fueron ocho las veces que recorrí esa carretera en mi visita a la isla bonita. Disfrutando de cada curva en cada una de ellas. Dos noches subí a ver las estrellas y a sacar mis primeras fotos de estrellas, pero bajaba al resguardo del Parador demasiado pronto. La próxima vez subiré más tarde, cuando haya menos luz, para poder admirar mejor las estrellas.

    Bienvenido sea este nuevo ojo. Ojalá nos muestre más secretos de nuestro precioso Universo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo dudes, merece la pena verlo de noche bien cerrada, porque en ese momento las vistas del cielo compensarán cualquier cosa.

      Bienvenido sea este nuevo ojo, y bienvenido tú!!!! cuando regreses a la isla bonita.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Querido Miguel.

Los indianos

La particular memoria de Rosa Masur.