Señales en el camino
Al revés que a la mayoría de la gente, le gustaba más el frío que el calor. Su estación favorita era el otoño, seguida del invierno. Le gustaba el color ocre de la hojarasca en el suelo, y al mirar hacia arriba, ver la misma tonalidad en la copa de los árboles. Prefería tanto quedarse en casa como salir a la calle y empaparse de ese ambiente. Un buen abrigo, una buena bufanda, gorro, guantes... Y pensó en El Escorial. Se imaginó cómo estaría ahora que habían bajado las temperaturas y empezaba a nevar. Si un día tuviera oportunidad y ocasión, se compraría una casa allí. Claro, que se compraría casas en tantos lugares donde se ha sentido especialmente feliz. Miraría a la sierra y observaría el monasterio. Mientras sus ojos miraban la nieve, su mente recorría cada rincón del mismo. Se lanzó a las calles peatonales, paró en la plazoleta de la fuente y callejeó hasta llegar a la chocolatería. Entre sorbo y sorbo, tras el cristal, miraba los copos caer. A la salida cerró el paraguas y al dir