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Mostrando entradas de enero, 2016

No se olvidan.

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Hay personas incondicionales y de sentimientos atemporales. Que te arrancan una sonrisa a cada momento, así sin más y sin venir a cuento. Que cuando más lo necesitas te regalan emociones, provocando que te nazca la felicidad de lo más profundo de tu ser. Personas que cuidan, aman, y todo lo hacen con cariño. Que también tienen días malos, son terrenales, humanos. Y que a pesar de ello, siempre anteponen tu felicidad a la suya. Puedes olvidar qué te dijo, o no saber qué hizo, pero nunca olvidarás que en aquel justo momento - como en muchos otros- te hizo sentir muy especial, mejor que nadie. Unica. Unico.  Son hombros donde apoyarte, son pañuelos donde secar tus lágrimas, son abrazos de esos que ajustan y arreglan todo, son cómplices de tus sueños, secretos y juegos. Familia, amigos, compañeros. Son gestos y palabras amables. Son aliento, son luz, son candidez. Son oídos que escuchan con calma y atención. Son palabras que sanan cuando otros han desahuciado. La mano tendida y abierta. El

Platero y yo.

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Sin duda un libro no sólo se debe disfrutar con el sentido de la vista (con la lectura de sus letras, la historia y trama que encierran), también lo hacen con los otros sentidos. Vista. Oído. Olfato. Gusto. Tacto. En ocasiones resuenan las palabras de un libro en nuestra mente, en la medida en que nosotros lo recordamos o hablamos de él. Como el sonido de algunas frases que leemos a viva voz y la entonamos según la emoción y el sentimiento. No sólo es cuestión de gusto  que instintivamente a muchos nos apetezca  oler las páginas de un libro de papel. Es que al hacerlo, entre otras cosas nos evoca un mundo de sueños y nos transporta a recuerdos primitivos de la infancia junto a un libro. Cuando pasas la yema de los dedos por la loma de un libro, es como si acariciaras el alma del mismo. Casi una manera de pedir permiso, de tocar a la puerta por cortesía cuando se visita a alguien. Al igual que las páginas, no sólo son historias, tramas, desenlaces y finales, sino que encierran el bue

En parte.

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"Hoy puede ser un gran día, plantéalo así. Aprovecharlo o que pase de  largo depende, en parte, de ti." (Joan Manuel Serrat)

Mandalas

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Hace tiempo que escuché hablar sobre libros para colorear, creados para adultos. Y hace unos días he comenzado uno de ellos, se titula El Océano Perdido". Es curioso las ideas preconcebidas que tenía y que ahora veo eran irreales, no es un libro de niños cuando dicen que es para un público adulto, llevan razón no es postureo. Y no es que no vea a un niño pintando esto, claro que sí. Lo que no veo es que un niño consiga sentir lo que un adulto al hacerlo. Me explico mejor:  Cuando vi la primera mándala pensé "esto más que desestresarme lo que hará es volverme loca pensando en todo lo que me queda por terminar". Grosso error, me equivoqué por completo. Cuando pintas la mandala, disfrutas del trazo y no piensas en el resto. Es verdad, en serio. Curiosamente hoy he tropezado con un artículo que me ha arrancado más de una sonrisa, pues aunque  en mi caso aún es pronto para sacar conclusiones por los pocos días que llevo con esto, sí es cierto que YA me sentí identificada en a

Buenrollismo.

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Divertida, alegre, animada. Tres palabras y tres sensaciones que unidas en una sola, generan una experiencia muy agradable y diría que "buenrollista". Sí, sales del teatro con un "buen rollo" puesto, que te da gustazo. Los Reyes Magos, ellos tan detallista pero también tan observadores, me han agasajado este año con varias cosas, y una de ellas fue esta sorpresa.  ¡¡Gracias, Altezas!! Y mira que nunca he visto la película entera, solo a trozos, trailers y poco más. Mejor así pues el factor sorpresa también estuvo presente. La puesta en escena es fabulosa, las luces y el vestuario (sí, son monjas pero vaya vestidos más "fashion" tenían. jaja) espectaculares. Y las voces asombrosas y muy variadas entre sí. Para alguien tan melómana como yo, estar dos horas y media escuchando un musical (en dos actos) es una experiencia para vivirla, disfrutarla y recordarla siempre. No era soul ni gospel, para sorpresa de algunos. Una música alegre se abría paso entre una hi

Arrancamos

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