A veces somos el caos que nos rodea. Nos mimetizamos en el día a día, y no brillamos como seres independientes, sino al son de la vela que lleva las pautas. Nos amoldamos a los acontecimientos, a los imprevistos. Cedemos, dejamos cosas en el camino. Lo políticamente correcto frente a lo incorrecto. Lo que se espera de ti frente a lo conseguido. Convivencia, roces, familia, actividades, sociedad, obligaciones, hobbys. Todos opinan aunque no vaya con ellos. Tú también. No somos capaces de aislar lo que a otros afecta y eso nos condiciona a nosotros también. El humor, las ganas, las fuerzas, todo. Fluctuaciones. ... ... Aunque también a veces la única luz que brilla es la nuestra. Somos capaces de abstraernos, durante un rato, de todo y de todos. Y nos escuchamos en silencio. Localizamos lo que de verdad nos hace feliz, lo que nos da fuerza, energía. La ilusión, las ganas, el deseo, los sueños. Es la burbuja donde encontrarse. Sin agentes externos que la contaminen....