Contadora de Libros.

"Cuanto más grande es la isla del conocimiento, más larga es la costa de las preguntas". (Ralph W. Sockman)

Cuanto más te miro, más me gustas. Cuanto más sé de ti, más quiero conocer.       

A la isla de La Palma podrías aplicar eso que a veces decimos de ciertas personas: Es bonita por dentro y por fuera. En la Calle O´daly, una calle peatonal de la capital, se concentra mucha de esa belleza. Quien allí dice belleza también dice paz, tranquilidad, alegría, seguridad, bienestar. Y tantas cosas más... Siempre hay dos o tres exposiciones y uno las visita deleitándose tanto en lo expuesto como en la arquitectura del edificio. El personal que lo custodia es todo amabilidad y educación. Y goza el edificio de toda instalación y comodidades para el visitante. Si me dispongo a tomar un zumo de naranja para desayunar, el que en la puerta de la cafetería haya una bicicleta con flores naturales invitando a entrar, me gusta. Me encantan los adoquines de esa calle peatonal. Es el pulmón de la ciudad, pero es una ciudad que no es tal. El comercio es la familia, la cafetería son los amigos y el caminar por allí nunca es bullicioso. Esa calle se une, mediante un paso de cebra, a otra call

"Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida". (Confucio) (Foto propia: El Charco Azul- La Palma-)

  La dulzura tiene muchas formas de expresión, y cómo no, de manifestación. Y la sonrisa es, tal vez, la expresión más visual de todas ellas. Olivia de Havilland ya lleva 100 años sonriendo de esa manera. Me resulta una sonrisa que siempre ofrece, que es serena y sosegada, la sonrisa que habla de bondad, que es discreta y no asoma más allá de la comisura en un leve gesto. Dulzura.

Muchos de nuestros sueños parecen al principio imposibles, luego pueden parecer improbables, y luego cuando nos comprometemos firmemente se vuelven inevitables. 

No imaginas la manera en que te has anclado a mí. La forma en que tus senderos me dan paz y confort. Me llenas de calma, de tranquilidad, de serenidad mientras escucho el más absoluto de los silencios al pie de tus árboles. Cuánta belleza hay en tu naturaleza, cuánto privilegio en recorrerte. Han pasado los años y te he hecho muchas visitas pero cada vez que voy, parece que estoy descubriendo unas tierras vírgenes que el hombre no ha llegado ni a tocar. Todo un ejemplo, por parte del visitante, de respeto por el medio ambiente. Hoy me inspiras tantas sensaciones y abarcas tanto en mi, que las palabras se atropellan en mi mente queriendo salir pero sin llegar a definir el sentimiento. Así que mejor cierro los ojos y me dejo llevar, será como volver a estar allí. Suavemente inspiro tu inconfundible olor a madera y el verde de tus copas por donde se cuelan rayos de sol. Me deleito con el  fresco arrullo del agua corriendo por la acequia y me acompaña el piar de pequeños pájaros que revolo