Sensaciones
No imaginas la manera en que te has anclado a mí. La forma en que tus senderos me dan paz y confort. Me llenas de calma, de tranquilidad, de serenidad mientras escucho el más absoluto de los silencios al pie de tus árboles.
Cuánta belleza hay en tu naturaleza, cuánto privilegio en recorrerte. Han pasado los años y te he hecho muchas visitas pero cada vez que voy, parece que estoy descubriendo unas tierras vírgenes que el hombre no ha llegado ni a tocar. Todo un ejemplo, por parte del visitante, de respeto por el medio ambiente.
Hoy me inspiras tantas sensaciones y abarcas tanto en mi, que las palabras se atropellan en mi mente queriendo salir pero sin llegar a definir el sentimiento. Así que mejor cierro los ojos y me dejo llevar, será como volver a estar allí.
Suavemente inspiro tu inconfundible olor a madera y el verde de tus copas por donde se cuelan rayos de sol. Me deleito con el fresco arrullo del agua corriendo por la acequia y me acompaña el piar de pequeños pájaros que revolotean cerca. Piso tu tierra húmeda y cobriza, mientras avanzo por tus senderos más recónditos y aislados. Naturaleza en estado puro.
Es admirable tu belleza por sí misma y por lo bien cuidada que te conservan.
Me empapo de tu silencio, tal vez tú no conozcas otro pero yo que puedo comparar te diré que en ti, es un sonido único, absoluto y maravilloso.
Ya lo dice una de las placas del Centro de Visitantes (lugar más que recomendable de visitar también):
(Todas las fotos son propias, de Junio de 2016)
Cuánta belleza hay en tu naturaleza, cuánto privilegio en recorrerte. Han pasado los años y te he hecho muchas visitas pero cada vez que voy, parece que estoy descubriendo unas tierras vírgenes que el hombre no ha llegado ni a tocar. Todo un ejemplo, por parte del visitante, de respeto por el medio ambiente.
Hoy me inspiras tantas sensaciones y abarcas tanto en mi, que las palabras se atropellan en mi mente queriendo salir pero sin llegar a definir el sentimiento. Así que mejor cierro los ojos y me dejo llevar, será como volver a estar allí.
Suavemente inspiro tu inconfundible olor a madera y el verde de tus copas por donde se cuelan rayos de sol. Me deleito con el fresco arrullo del agua corriendo por la acequia y me acompaña el piar de pequeños pájaros que revolotean cerca. Piso tu tierra húmeda y cobriza, mientras avanzo por tus senderos más recónditos y aislados. Naturaleza en estado puro.
Es admirable tu belleza por sí misma y por lo bien cuidada que te conservan.
Me empapo de tu silencio, tal vez tú no conozcas otro pero yo que puedo comparar te diré que en ti, es un sonido único, absoluto y maravilloso.
Ya lo dice una de las placas del Centro de Visitantes (lugar más que recomendable de visitar también):
(Todas las fotos son propias, de Junio de 2016)
Ya lo dice la placa, pero tú nos lo cuentas desde el corazón mismo, y eso le da mucho más valor.
ResponderEliminarQué maravilla de sitio, ya estoy deseando volver.
Muchas gracias por tus palabras, Tawaki.
EliminarCierto que ha sido el corazón quien ha escrito este post.
Es un lugar increíble.
No me extraña que estés deseando volver, me pasa lo mismo y no hace ni una semana que estuve!!!! :-)
Un beso grande.
Precioso relato tocaya. Dan ganas de adentrarse por esos senderos bordados de verde.
ResponderEliminarAbrazote!
Gracias, tocaya.
EliminarDan unas ganas infinitas, ¡A que sí!
Me alegro de verte. Gracias por venir.
Besotes.