Pintar para desaparecer.

Hace poco descubrí de casualidad a Yayoi Kusama, una artista que vive en un psiquiátrico, donde se internó de manera voluntaria a los 48 años . Nació en Matsumoto (Japón) en 1929, y durante toda su vida no ha dejado de pintar lunares. Ella dice que eso le hace escapar de sus miedos. Su infancia fue muy dura. Padecía de alucinaciones y se veía envuelta en imágenes obsesivas. Pero su madre nunca supo que estaba enferma y le pegaba continuamente porque hablaba como una loca. Ella cuenta en su libro, que la trató tan mal que hoy sería encarcelada por ello. A los 13 años la reclutan para coser paracaídas durante la Segunda Guerra Mundial. Eso la marcó de por vida y la convirtió en una activista a favor de la paz. Era muy pequeña cuando su madre la obligaba a espiar a su adúltero padre, lo que le provocó cierta aversión al sexo. Y reafirmó en ella esa necesidad de pintar para desaparecer. Ha realizado películas, con numerosos premios. Ha hecho grandes aportacione...