Un beso hecho sonrisa
Aquella planta era la más marginada del hospital, estaba ubicada en un semisótano donde intentaban encontrar el remedio para una extraña enfermedad desconocida. Todos los enfermos de esa planta estaban tristes, cabizbajos, faltos de esperanza. Algunos se encontraban totalmente deformados y habían perdido su movilidad por completo. Otros a duras penas aún podían arrastrarse. Me llamó la atención un anciano en particular, porque su semblante sí era feliz e irradiaba alegría. Me pregunté por qué sería así estando en su situación. Y sin hacerme notar, los siguientes días vigilé de cerca sus movimientos. Todas las mañanas se arrastraba por el suelo hasta la ventana de su habitación, junto a unos barrotes oxidados. Al otro lado, en la distancia, aparecía una mujer mayor. Los surcos de su cara se acentuaban cuando miraba al anciano y le sonreía. Entonces la cara de él se iluminaba también y como si de un bálsamo se tratara, era la medicina que durante el resto del día le mantenía feliz. Hasta