He terminado de leerme la novela "Demonios", de Fatma Aydemir. Uno de los libros que me habían regalado el día de Reyes. Me ha parecido un libro muy bonito y muy especial. Sigue un esquema de lectura separado por capítulos, dando vida en cada uno de ellos, a los diferentes miembros de una familia turca que emigra a Alemania. Los títulos de cada capítulo y el orden que sigue son: Hüseyin (el padre de la familia), Ümit (el hijo pequeño), Sevda (la hija mayor), Peri (la tercera hija), Hakan (el segundo hijo), y Emine (la madre de todos ellos, y esposa de Hüsesyin). Es un libro que te hace pensar mucho, una lectura que no te deja indiferente, con unos personajes de una gran riqueza en detalles y muy dispares entre sí, y que a pesar de ello muchos de los rasgos que comparten tienen un mismo origen o denominador común. El libro desgrana las particularidades de una familia turca que emigró a Alemania en busca de una vida mejor, nos muestra quiénes son hoy en día, tras la inesperada...
De la misma manera que la luz y el color impresionan nuestra retina, la vida, en sus múltiples manifestaciones, impresionan nuestro alma en forma de emociones. Hay muchas cosas que, en su mera existencia, nos dejan una impresión especialmente grata. Decimos que son bellas... Y son fruto de nuestro propio hacer, entonces es la creación suprema del arte.
ResponderEliminarSomos intérpretes de nuesta propia existencia.
Muy sugerente tu cita.
Edgar Allan Poe, lo resumió perfectamente, pero tú lo has explicado mejor :-)
ResponderEliminarMuchas cosas son bellas para muchas personas. Ese hecho me llama especialmente la atención, porque fuera de gustos donde no hay nada escrito, las cosas que decimos que son bellas lo son para la gran mayoría también.
Si, algo hay en la fina tela con la que está hecha el alma, que nos hace ver el arte en muchas cosas, una proyección de nuestra existencia.
Gracias por enriquecer esta entrada también.
Besos.
Neli.