Picnic en Hanging Rock.

He terminado de leerme la novela "Picnic en Hanging Rock", de Joan Lindsay.

Lo más que me gustó de este libro es lo bien ambientado que está; hablamos de la Australia de 1.900 y el escenario principal es un prestigioso Colegio para chicas. Todas las alumnas principales están bien perfiladas, así como la Directora del colegio y las institutrices, lo cual lleva a percibir todo con más intensidad y cercanía.

Lo curioso de este libro es, que desde un principio sabes lo que va a pasar y conoces que el incidente nunca quedó resuelto, lo que por un lado le infunde más interés a lo que lees, y por otro lado te hace verlo todo con otra perspectiva, pues evidentemente hay un halo de misterio tanto en el hecho acaecido, como en sucesos posteriores. Me gustó ese juego de camaradería con el lector, invitándonos a sospechar, buscar causalidad en ciertas cosas, y hacer nuestras propias conjeturas.

Destaco la perenne presencia de una de las niñas perdidas, Miranda. Su forma de ser, su cariño hacia sus compañeras, su bondad y su alegría y energía, quedan siempre flotando en los días venideros, en las niñas que la recuerdan y echan de menos, hasta en las cocineras, jardinero, etc. Crea una atmósfera muy interesante, e incita al lector a querer saber más, o buscar los por qué, a imaginar, a elucubrar.....

Además, el ritmo de lectura es muy bueno, con las dosis justas de suceso-misterio para mantener al lector pegado a sus páginas, ampliando miras hacia otras personas del propio Colegio y gente del pueblo.

Joan Lindsay (de soltera Weigall) nació en 1895 en St. Kilda East, Victoria, Australia. Era descendiente de la familia Boyd, puede que la más famosa y prolífica dinastía artística de Australia. De 1916 a 1919 estudió pintura en la National Gallery School de Melbourne, e incluso llegó a exponer como pintora. Se casó con Daryl Lindsay, vástago de una importante familia de artistas y escritores ingleses, el día de San Valentín de 1922, en Londres. Día que, precisamente, sería el elegido por Joan Lindsay para situar los hechos de su novela más célebre Picnic en Hanging Rock. El matrimonio se instaló en Australia, donde ella se dedicaría a la pintura, hasta que, tras la Gran Depresión, Daryl fue contratado como director del National Gallery de Victoria. En 1956, fue nombrado caballero del Imperio Británico. Joan Lindsay fue autora de "Through Darkest Pondelayo", una sátira sobre los turistas ingleses, más tarde escribió "Time Without Clocks", un texto con fuerte contenido autobiográfico en el que retrató los primeros años de su vida de casada. Pero el auténtico éxito le llegaría con "Picnic en Hanging Rock" (1967), que automáticamente le reportó fama mundial, y que se convertiría por derecho propio en una de las más reseñables novelas de culto de la literatura australiana. Ambientada en 1900, narra la historia de la desaparición de unas niñas y su institutriz durante una excursión realizada el día de San Valentín. Parte del éxito de la novela se basó en que la autora nunca desveló si lo narrado fue un hecho real o no. La extraordinaria repercusión de la obra persiguió a Lindsay hasta el día de su muerte, y constituyó un antes y un después en la historia de la literatura australiana del siglo XX. Fue adaptada al cine en 1975 por un joven Peter Weir, y traducida a varios idiomas. Joan Lindsay murió por causas naturales en Melbourne, en 1984.


Sinopsis: Febrero de 1900. Un grupo de alumnas del selecto colegio Appleyard para señoritas se dispone a celebrar un picnic el día de San Valentín. Lo que empieza siendo una inocente comida campestre se torna en tragedia cuando tres niñas y una profesora desaparecen misteriosamente entre los recovecos de Hanging Rock, un imponente conjunto de rocas rodeado de la salvaje y asfixiante vegetación australiana. La única chica que logra regresar, presa de la histeria, no recuerda nada de lo sucedido. Considerada una de las más desazonantes novelas de culto de la literatura anglosajona, Picnic en Hanging Rock dio lugar a la aclamadísima película de Peter Weir, que contribuyó a incrementar el éxito de una obra ya mítica. Jamás se reveló si los hechos narrados fueron reales o no, y ese ambiguo e intrigante juego alentó la aparición de una legión de seguidores que afirmaban conocer lo ocurrido aquel aciago día de San Valentín en el sobrecogedor paisaje de Hanging Rock.
 

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