La vida en miniatura.

Resuena en mi cabeza, como un eco, el estribillo de la canción del gran Pancho Céspedes "Qué hago contigo, amor, qué hago contigo....".
Y entonces me descubro con el libro ya leído, terminado y disfrutado. Qué hago yo ahora, qué digo yo ahora contigo lectura especial que me has acariciado el alma. Y lo has hecho sin prisas, sin miedo, casi sin percibirlo, me llevaste hasta esta "vida en miniatura" para hacerla mía. Porque no hace falta tener similitudes con el personaje para sentarse uno frente al otro, en un tête à tête y escuchar, como yo he hecho con Dorothea, su protagonista. Un largo té de sobremesa, distendido, donde el libro me ha mirado a los ojos y yo le he mantenido la mirada, escuchando atentamente todo lo que en él acontecía.
Aún con la taza humeante en la mano, te miro a los ojos y te sonrío ligeramente dejando el protagonismo a lo que mi mirada te dice, te expresa pero sobre todo te agradece. Me has gustado muchísimo.

Qué hago contigo si no has dejado un sólo poro de mi piel libre de encantamiento, hipnotizada por mostrarme la existencia de otras personas, el azar, sus circunstancias, la casualidad o el destino que nos ha colocado en un lugar, momento, ocasión y entorno. Me has enseñado que tras grandes diferencias, hay efímeras líneas que unen. Es éste un libro que te hace pensar, que te enternece pero también te remueve, te lleva a observar con perspectiva una vida ajena, haciendo inevitable que pienses en las mil oportunidades de la tuya propia.  

Qué manera más sublime de escribir tiene esta autora. Qué sensibilidad tan exquisita para mostrar a través de un fino velo la cara que muchos intentan omitir según cánones sociales. Qué mágica su prosa, qué grandes sus personajes, qué regalo ese afán de palpar y rescatar las emociones más íntimas para insuflarles protagonismo, sacarlas de la profundidad del olvido y llevarlas a la superficie para dotarlas de vida y realidad. Como cualquier libro, hay que leerlo en su conjunto para entenderlo dentro de su contexto, a pesar de ello, no me resisto a rescatar unos fragmentos:

"A veces el lenguaje tiene techos bajos y paredes demasiado estrechas donde no todos cabemos con comodidad".

"En cualquier caso, nuestra relación quedó signada por esa manera huérfana de expresarnos, donde lo no dicho era como un lienzo sobre el que goteaban las palabras o gestos aislados, arrítmicos, sin contundencia".

"Jugar a ser grande cuando me sentía chica. Comportarme como una chica cuando ya era demasiado adulta. Ser otra dentro de mí misma. Tentar la aventura, probar lo de las películas. Intuir la realidad de siempre desde una rendija distinta". 

"Como si por primera vez en mi existencia, la Dorothea que yo alcanzaba a identificar y la que veían los demás, al parecer tan distinta, hubieran comenzado a reconocerse, cederse espacio, ahuecarse silenciosamente la primera dentro de la segunda como los gatos cuando se enroscan para dormir en su almohadón. Poco a poco, sin que casi me diera cuenta, se fueron amoldando hasta generar una sola forma. Regresaban a su lugar original de mutua correspondencia, de donde nunca debieron haberse desprendido. Una Dorothea y la otra, en veredas opuestas, ahora veían posible unir sus contornos como dos cartografías superpuestas: la del mapa con sus huellas reales y la del papel de calcar con la copia. Una daba de sí la silueta, la otra aportaba el relleno, entre las dos podrían iluminar un sistema nuevo de revelaciones".

Mención especial a la edición que ha hecho Impedimenta, donde destacan tanto la calidad de sus materiales como el mimo por la presentación y la obra en sí misma. 

Nota: 9,5

De Mariana Sández (Buenos Aires, 1973) hablé aquí por lo que sólo traeré breves pinceladas:
Estudió Letras en Buenos Aires, Literatura Inglesa en Manchester y realizó un doctorado en Teoría Literaria y Literaturas Comparadas en Barcelona. Entre otros, es autora de "El cine de Manuel" (2010, entrevistas y ensayos), "Algunas familias normales" (2016, libro de cuentos), "Una casa llena de gente" (2019, novela. Editorial Impedimenta 2022) y su segunda novela "La vida en miniatura" (2024).

Sinopsis: Dorothea Dodds lleva 59 años viviendo sin que se note. A la sombra de un hermano problemático y ausente, ejerce de hija, secretaria y cuidadora de unos padres que nunca la valoraron lo suficiente. Es el perfecto modelo de responsabilidad y diligencia, la persona ideal a quien dejarle la casa durante las vacaciones de verano. Y así, un buen día, cuando necesita escapar de todo, decide hacer precisamente eso. Con ayuda de una prima inglesa llamada Mary Lebone, consigue un trabajo que consiste en vigilar casas y mascotas a lo largo y ancho de la campiña inglesa. En estos atisbos de vidas ajenas por fin hallará las pistas necesarias para desentrañar la suya. Con una prosa que sigue la huella de Natalia Ginzburg o Iris Murdoch, "La vida en miniatura" es una novela con trazas de libro de viajes, en la que el camino se recorre por dentro: Dorothea va cruzando los campos de Inglaterra mientras desanda episodios clave de su pasado y aprende a vivir su presente.