Al otro lado del valle.
Ha sido una experiencia muy gratificante y si tuviera que calificar el libro con un único adjetivo sería: Encantador.
Esta lectura nos lleva por parajes preciosos, de la mano de un inspector escolar que comienza su andadura en los colegios del Valle de Yorkshire. El escritor es al mismo tiempo el narrador y protagonista de la historia, y en esta obra nos describe su primer año visitando escuelas para evaluar y revisar su funcionamiento, así como las relaciones entre sus colegas inspectores y las directoras de los diferentes colegios.
Es un libro que me ha arrancado muchas sonrisas, pues al narrar las ocurrencias de tantos niños que conoce al visitar los colegios, esa inocencia mezclada con cero inhibición y pura espontaneidad no tiene parangón. Al mismo tiempo nos deja pensando, entre otras cosas, en cómo podemos aprender de los más pequeños, en que hay que dedicarles tiempo para escucharlos, entenderlos para ver cómo son realmente sus vidas. A veces la simpleza para resolver un problema, derriba el argumento de cualquier profesor adulto.
Esta obra huele a libros, a papel, a lápiz y a goma de borrar. Huele a tiza, y a pizarra. Y suena a pupitres que se mueven, a pasos, a risas, a pájaros volando, al corro de juegos, a maestras que enseñan y preguntan, y a niños que responden. Huele a infancia, al hábito, a la familia, a hogar, y todo eso me ha encantado. Además evoca nuestra propia niñez, aquella época escolar de antaño, de pura felicidad, del amor por la enseñanza, por aprender, por
mejorar, sobre todo el aprendizaje a leer y escribir bien.
Nota: 8,5
Gervase Phinn (1946, Rotherham, Reino Unido) es un profesor, conferenciante, escritor, poeta y padre de familia. Tras impartir clases durante catorce años en diversos colegios fue nombrado inspector escolar y destinado a North Yorkshire, donde pasó diez años ejerciendo sus funciones. Es doctor honorario de las universidades de Hull, Leicester y Sheffield Hallam, y miembro de diversos patronatos de organizaciones relacionadas con la educación. Actualmente vive en Doncaster.
Sinopsis: Un recién nombrado inspector escolar del condado de Yorkshire nos cuenta, con un cálido y maravilloso sentido del humor, su experiencia durante el primer año en el empleo. Rápidamente aprende que debe andar despacio el camino para poder apreciar la belleza del paisaje- ¿vas a entrar, señor, o vas a quedarte ahí parado todo el día admirando las vistas?- . Y se va encontrando personajes "tan grandes como la vida", desde granjeros y hacendados, hasta profesoras y profesores, encargados de mantenimiento o directores excéntricos. Y, lo mejor de todo, descubre el encanto y la cautivadora personalidad de los niños del Valle, incluyendo a un pequeño que, cuando le dicen que no es muy hablador, contesta: "Si tengo algo que decir, lo digo, y si tengo preguntas, pregunto". Con su buen oído para lo absurdo y su ojo perspicaz para lo ridículo, la saga de las historias de Gervase Phinn, que comienza con este libro, ha cautivado a miles de lectores que leen sus obras con una permanente sonrisa de felicidad.
Conforme te leía pensaba en lo afortunadas que eran esas personas que pasaban por la lupa del inspector escolar Phinn, cuyo oficio evaluador es capaz de dejar de lado los tecnicismos y la cuadrícula para asimilar y valorar el singular torrente humano que se manifiesta en un centro educativo y que abarca mucho más allá de los aprendizajes graduales y graduados y de los estadillos de puntuación. Qué excelente actitud la de ir a los centros, sobre todo, a sentir, a aprender, a saber, a entender, a guiar y no a imponer criterios porque-lo-digo-yo.
ResponderEliminarNo me extraña que te haya parecido encantador. No me detendré a leerlo pero tomo nota para pasarles los datos a gente de mi entorno que se dedica a la enseñanza y la viven.
Un abrazo grandote.
Hola, Una mirada.
EliminarMuchas gracias. A veces yo misma valoro cuando otros ven un libro y piensan en mis posibles gustos, esas sugerencias "caídas del cielo" no tienen precio. Espero que tengan el mismo efecto en esas personas en quienes has pensado podría gustarles este libro.
Estoy de acuerdo contigo en que es un privilegio y una fortuna tener inspectores escolares como nuestro protagonista, que se alejan mucho de algunos cánones establecidos hoy en día con esa extrema rigidez protocolaria que les acucia.
Otro abrazo grandote para ti.
Qué mono el bodegón que has creado para presentarnos el libo ¡! ; )
ResponderEliminarPor alguna razón o alguien que no consigo recordar, ya me han hablado de este libro. Me resulta muy familiar el argumento y sobre todo esta sensación tan gratificante de su lectura que nos trasladas también tú en este reseña, mi querida NELY. Siempre digo que tengo memoria de pez porque recuerdo algo pero en la mayoría de las ocasiones no sé si me lo han contado, lo he vivido o lo he imaginado, como todo se me mezcla dentro de la cabeza siempre vivo en esa duda ; ) Desde luego lo que sí me consta por cuestiones familiares, es que el mundo de la inspección educativa en este nuestro país está absolutamente dejado de la mano de Dios. Es una labor que los que lo hacen ni se toman el interés, ni de hacerlo, resulta nunca tenga la eficiencia de que su trabajo de verdad sirva para solventar los problemas -muchos- que tiene la enseñanza, así que un personaje tan afable y cercano como el protagonista de tu " encantador" libro, nos vendría muy bien aquí también. Mil gracias como siempre, por este mimo con el que tb siempre nos regalas estas pincelada literaria tuyas y ya que hoy es San Jordi, día del libro y de la rosa, una rosa preciosa para ti y un beso grandísimo con todo mi cariño, querida amiga!!!
Hola, María.
EliminarSabes que me gustan tanto los libros, como el sacarles fotos una vez leídos, por lo que el mimo está asegurado de mi parte.
Me hace gracia eso de tu memoria de pez, o de si conoces las cosas porque las has vivido o porque otros te la han contado. Yo me atrevería a decirte, si no recuerdo mal, que este libro lo has leído y te gustó mucho y tú misma me lo comentaste en otra entrada.
También puede ser que oyeras hablar de él en algún artículo o publicación.
Mil gracias, querida María, hoy es el día oficial del libro, pero para mí todos los días del año lo son. Me quedo con esa rosa preciosa y tu beso grandísimo, que con el mismo cariño envío otro de vuelta para ti.
jajajajaja Nooo me digas que no estoy de atar!!! claaaaro, por eso me sonaba, si es que lo he leído.. es que te leí la reseña y yo pensando.. ¡cómo me suena este argumento!, no es que tenga memoria de pez, es que tengo un cerebro que debe estar llenito de agujeros como el queso gruyer jajaja otro besazo cielo.. acabo de subir a tu nueva entrada y te juro que ayer te dejé un comentario, pero vete a saber si lo soñé.. jaja no, no, estoy segura.. bueno, te dejo cariño que tengas un día mucho más lúcidos que estos míos : )
EliminarNo te preocupes mujer, juegas con la ventaja de las primeras sensaciones.
EliminarA mí me pasa con los chistes, los olvido por completo, y así cada vez que me cuentan uno (aunque sea el mismo que ya me han contado mil veces) me parto de risa como si fuera la primera vez que lo escucho. Tal cual.
Un besote, amiga.
Querida amiga,
ResponderEliminarCreo que se trata de un libro muy tierno con un ligero toque de humor. Así que a mí que me da que va a ser una lectura fácil, amena y distraída. Desde luego siempre que se cruzan los niños, la naturaleza y alguien que se introduce en sus mundos, se despierta la delicadeza en el interior de las personas ¿No crees?
Un besote. Muchas gracias siempre por tus recomendaciones.
Hola, Macarena.
EliminarEfectivamente es un libro tierno, que se deja leer muy bien, y también se deja querer. Tiene un punto de humor contextualizado que es pura delicia.
Coincido contigo, la niñez tiene ese punto de bondad e ingenuidad que, literariamente, da mucho juego (del bueno y bonito, como es el caso).
Un besote grande, amiga mía.
Gracias a ti.