Adiós, señor Chips.
He terminado de leerme "Adiós, Señor Chips", de James Hilton. Con la traducción de Concha Cardeñoso, y con las ilustraciones de Jordi vila Delclós.
Me ha parecido un libro maravilloso, entrañable, de esos que calan hondo y dejan al lector con una sensación de orgullo y gratitud.
El profesor Chipping es un ejemplo de amor por la enseñanza, de vocación por la profesión elegida. Él es un eterno educador que vive diferentes etapas dentro de una Institución de clase alta donde imparte sus clase, entre la Inglaterra de finales del S.XIX hasta aproximadamente mediados del S.XX
Me ha encantado lo cercano que nos presenta el autor a este personaje. Uno puede verlo sonreír a su lado, parecerle que está tomando un té con él mientras habla de todo un poco. Verlo en las clases como si fuéramos un alumno más y -cuando cerramos los ojos- distinguirle con su toga y sus gafas redonda que resbalan por su nariz.
Me encantó su personalidad y su adaptabilidad, siendo profesor también es alumno de la vida y sus circunstancias. Evoluciona sin perder su esencia. Además, esta edición que he podido disfrutar es una preciosidad, destila mimo y cariño por todos lados.
El señor Chips es de esos personajes que se vuelven indispensables una vez los conoces, y que te acompañan con dedicación. Incluso cuando terminas las páginas de este libro, el personaje se siente cerca. "Sus días estaban tan llenos de sueños como sus noches".
Su autor, James Hilton, nació en 1900 en Leigh (Lancashire- Inglaterra). Al ser hijo de John Hilton, el director de la Chape End School en Walthanstow, desde pequeño estuvo muy conectado con el mundo docente. Escribió su primera novela, "Catherine Herself "(1920), mientras estudiaba en Cambridge, pero fue gracias a las obras que publicó mientras trabajaba como periodista en Manchester Guardian y Daily Telegraph por las que conoció un fulminante éxito internacional, especialmente con "Horizontes perdidos" (1933) y "Adiós, señor Chips" (1934), esta última inspirada en la figura de su padre y en W.H. Balgarnie, uno de sus profesores. De ambas novelas se hicieron múltiples adaptaciones cinematográficas en Hollywood. En 1935 se fue a vivir a Estados Unidos para trabajar de guionista y ganó un Óscar con la película "La señora MIniver". Hilton murió en 1954 en su casa de Long Beach (California).
Sinopsis:"No juzgues la importancia de las cosas por el ruido que hacen". El viejo señor Chipping ha sido profesor de griego y latín en la escuela de secundario de Brookfield desde tiempos inmemorables. Nadie recuerda cuándo llegó, ni cómo era de joven, ni si alguna vez se casó, pero su sentido del humor, su talante convencional, su característica forma de hablar y las anécdotas que ha protagonizados lo han convertido en un emblema de la institución y en una figura muy querido por los alumnos, exalumnos y profesores. Esta esa la historia de su vida. Desde su publicación en 1934, este libro ha emocionado a generaciones de lectores y se ha convertido en un clásico literario sobre la vida académica y el amor por la enseñanza. Con una sensibilidad y una sutileza excepcionales, Hilton creó en esta pequeña gran historia un personaje entrañable, cautivador y absolutamente inolvidable.
Yo de mayor quiero ser como el señor Chipping: Quiero que me conozcan por la estela que dejé. Aunque eso es difícil. Aunque, en realidad, supongo que, cuando ya no esté, poco me importará si me recuerdan o no.
ResponderEliminarY dicho esto, creo que tu crítica recoge una novela enternecedora que me apetece mucho leer. Quizá me recuerde a "El club de los poetas muertos" ¿Puede ser?
Gracias siempre por tus opiniones.
Un besazo, amiga.
Hola, Macarena.
EliminarA ti seguro que te recordarán mucho por la estela que dejes, eres una persona con mucha luz y eso lo he notado yo aún habiendo una fría pantalla por medio. Pero…..eso pasará dentro de muuuucho, muuuucho tiempo, ¿de acuerdo? ¿trato hecho? 😉
La novela es muy tierna porque el personaje es muy entrañable, con esa forma de ser tan peculiar y ese amor por la enseñanza que trasciende generaciones
A mi me conquistó.
No es exactamente como “El club de los poetas muertos”, porque nuestro señor Chips es el típico profesor inglés de aquella época, con un convencional sistema de enseñanza.
Lo que le pasa a nuestro protagonista es que ama su profesión, sueña hasta despierto, el trato con sus alumnos va más allá de las aulas y los considera como sus propios hijos.
Gracias a ti, Macarena, como siempre.
Muchos besos!!
No he leído la novela pero sí he visto dos películas,Adiós, mister Chips, basadas en él. Curiosamente, son dos películas cuyos argumentos difieren entre sí pese a tener la misma novela como referente. Por lo que tú reseñas, es más fiel al original la película de finales de los años 30 que la protagonizada por Peter O'Toole (que repusieron en verano en la television aragonesa, por eso la recuerdo bien). Siendo sincero, ignoraba que esas películas tenían origen literario; pensaba que se trataba de un guión cinematográfico que, en la segunda filmación, se había actualizado para aproximarlo a la época (los años sesenta).
ResponderEliminarCómo relaja internarse en un buen libro con un personaje de esa categoría. No sé si lo leeré o no, pero me ha resultado muy grato leer tu reseña.
Un abrazo entre vientos.
Hola, Una mirada.
EliminarPues yo desconocía que se hubiera hecho una película a raíz de esta novela.
Pero por lo que le dices, a priori diría que la primera de las dos versiones es la más fiel al libro.
Como le decía Macarena, es un personaje muy entrañable, el autor ha sabido mostrárnoslo con tanto cariño y empatía que es difícil no quererlo.
A mi me gustó mucho, estoy contenta de haber tropezado con este maravilloso libro.
Gracias, Una mirada. Espero que el viento les dé una tregua.
Un abrazo entre calima. 😃😘
·.
Preciosos retrato del profesor. Nos hace pensar en todos los profesores que hemos tenido y rememorar lo buenos momento, y los malos que también los ha habido.
Un Beso Nélida
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LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Hola, Alfonso.
EliminarEs un personaje muy entrañable, leer este libro fue una experiencia muy bonita y dulce.
Cierto, te hace pensar en esos primeros profesores que tuvimos, en aquellos que eran tan vocacionales en su trabajo y tan entregados al alumnado.
Los malos siempre han habido y........creo que siempre habrán. jeje.
Pero de esos, mejor no escribir libros.
Merece más la pena conocer y admirar y querer al señor Chips por sus propios méritos.
Gracias, Alfonso.
Un beso grande para ti.