El desafío de Florencia.
Esta semana me he leído el libro “El desafío de Florencia” de Alejandro Corral.
Me ha gustado
bastante.
Es una novela
histórica, que narra la rivalidad entre dos grandes genios; Miguel Angel
Buonarroti y Leonardo Da Vinci. Aprovechando lo
poco común de que dos personajes tan importantes coincidieran en el tiempo y en
la misma ciudad.
Conocedora de que
a la realidad histórica siempre hay que sumar la dosis subjetiva que el autor
aporta en hechos difícilmente contrastables, me gustó especialmente las partes en que
nos descubre el proceso creativo de cada uno de ellos. Que se ve enriquecida por algunas
explicaciones de los maestros a sus alumnos.
Distinguimos
fácilmente a un Leonardo da Vinci extrovertido, con mucha confianza en sí
mismo, en cuya mente bulle no solo la pintura sino la arquitectura, anatomía,
filosofía, etc.
Y a un Miguel
Angel Buonarroti perfeccionista nato, arquitecto, escultor y pintor, que
trabajaba hasta la extenuación el tiempo que requería cada una de sus
obras.
También me gustó la
manera tan sutil en que nos introduce en la Florencia de comienzos del siglo
XVI. Fácilmente pude sentir el bullicio de sus calles, estar allí, moverme entre las
personas, ser testigo de los acontecimientos, estar junto a los artistas, verlos y escucharlos, reconocer
los colores, los sabores y hasta olores descritos.
Continuamente, entre
líneas, se deja ver que por encima de la rivalidad entre ambos genios, existía
una gran y profunda admiración mutua del uno por el otro.
Mención especial
a la parte humana de los protagonistas, de la que yo particularmente poco
conocía.
Un Leonardo
extrovertido, que mueve masas, no tiene complejos ni pudor, que viste bien y
cuyo aspecto físico es muy agraciado.
Y un Miguel Angel
introvertido, muy exigente consigo mismo, un hombre atormentado y reprimido en
sus sentimientos, cuyo padre no lo apoya y continuamente le pide que deje de
esculpir para casarse y seguir con el negocio familiar del comercio.
Físicamente poco agraciado y algo deforme.
La parte que
menos me gustó fue, tal vez, la que narraba los hechos políticos y especialmente la
influencia de Roma. Creo que no está contada con la misma pasión que el resto
de la historia, y quizá por eso me resultó un poco aburrida. El libro decae un poco en esa parte.
Alejadro Corral
es el autor de esta novela. Nació en Zaragoza en 1989.
Es hijo del historiador
y escritor José Luis Corral, por lo que desde pequeño vivió la literatura y el
amor por los libros, de una manera especial.
En 2015 escribió
su primera novela. Luego hubo una segunda, escrita a medias con su padre. Y recientemente
ha publicado ésta tercera y, por ahora, última de sus novelas.
Sinopsis: A comienzos
del siglo XVI Leonardo da Vinci y Miguel Angel Buonarroti coinciden por algún
tiempo en la ciudad de Florencia, donde el primero está retratando a Mona Lisa
del Giocondo, y el segundo planea dar un golpe de efecto formidable. Sumidos en
unas relaciones personales tumultuosas, compiten por obtener la concesión de un
enorme bloque de mármol en el que solo Miguel Angel ve su David.
La rivalidad de los
dos artistas alcanza su cénit cuando la Señoría de Florencia decide encargar a
ambos la pintura de sendos murales, uno frente a otro, en el salón más
emblemático del Palacio Vecchio.
Los dos genios del
Renacimiento se enfrentan así en un reto colosal orquestado por el inteligente
Maquiavelo. Un combate entre dos almas opuestas, deslumbrantes y atormentadas,
que libraron la más prodigiosa de las batallas: la que llevaría a uno de ellos
a ganarse el favor absoluto de la Florencia que había sido gobernada por los
poderosos Médicci.
No conozco al autor; al padre, mucho; no me suelo perder sus charlas y conferencias sobre el medioevo.; es un iluminador de una época que muchos consideran, erróneamente, oscura. Soy, también, devorador de sus publicaciones.
ResponderEliminarEl joven Corral ha sabido elegir la temática: Dos gigantes del arte.
Tomo buena y cumplida nota de lo que expresas. Tengo curiosidad por conocer, con mis propios ojos, el enfoque personal y novedoso del autor hacia dos grandes personalidades que, por haber sido archiestudiadas, no ha de resultar fácil trazar un retrato original.
Pues una de mis asignaturas pendientes es descubrir al padre, agradezco tus apreciaciones, seguro que me aventuraré pronto a conocerlo.
EliminarEspero que si finalmente un día lees esta novela, te guste y la disfrutes mucho.
Gracias.
Aún tardaré en leerla; la que sí estoy a punto de empezar es Batallador, escrita entre padre e hijo. La figura del Alfonso el Batallador, rey de Aragón, es muy valorada en Aragón. Llegó a donar el reino a las órdenes militares -él se consideraba un soldado-, legado que no llegó a cuajar porque los grandes aragoneses se negaron y le ofrecieron la corona a un hermano que había entrado en religión.
EliminarMe apunto ese libro. Tiene muy buena pinta.
EliminarYa me contarás.
Gracias!
Hay novelas históricas muy buenas que nos abren las puertas a investigar más al tiempo que nos entretienen, y esta tiene muy buena pinta, pero ahora las he dejado de lado y me dedico a la historia de verdad en un intento de rellenar las muchas laguna que tengo.
ResponderEliminarHay novelas históricas que te enseñan a ver más allá de lo que nunca antes has visto.
EliminarY de rellenar lagunas de una manera agradable, entretenida y amena.
Gracias por tu opinión.
La historia, por muy documentada que esté, tiene muchas aristas y recovecos. Los poderosos de todas las épocas también tenían su marketing y emplazaban a sus escribanos y cronistas a rehacer el pasado y el presente en función de sus intereses. El revisionismo no es de ahora sino que se ha practicado siempre. A veces, se comete el error de seguir unas únicas huellas y dejar de lado otras; en una novela histórica no importa demasiado, pero si se trata de un historiador que pretende narrar unos hechos, ha de tener en cuenta todos los vericuetos históricos. y no exclusivamente los oficiales.
EliminarTienes razón, Una mirada....
EliminarA veces es peliagudo dar con buenos libros históricos, por muchos motivos, entre ellos el que nos cuentas.
Un historiador debe poner en la balanza todas esas aristas y sopesar únicamente la manera de contarlo, sin alterar ni sesgar la historia.
Gracias por tu opinión.