LUZ

Ximena es una mujer fuerte, valiente, decidida. De una generosidad extrema y una piedad infinita.
Su compromiso y el alcance de su sacrificio tampoco tiene límites.
Ella hace años que vive en Alepo (Siria).
Y el otro día, "me contó" cómo es la vida allí. Claro que a ella no le importa compartirlo con nadie, es más lo agradece, pues lo que busca entre otras cosas es que se sepa lo que está sucediendo en Alepo. Que alguien de LUZ a los acontecimientos de allí.
Ella da esa luz.
Nos invita a descorrer unas cortinas de realidad, detrás de las cuales descubrimos el día a día de los habitantes de Alepo.
La gente allí sale a las calles en medio de los escombros y casa derruidas. Tras un período inicial encerrados esperando a que la situación de bombardeos y persecución a la que estaban sometidos cesara, vieron que no terminaba la cosa sino que iba a más y más. Entonces decidieron salir de sus casas y encierros, intentando de una manera u otra, seguir con sus vidas.
Caminan entre esas casas derruidas y lugares destrozados, de lo que en su día antes de esta barbarie,  fue una gran ciudad y pulmón financiero del país.
Los niños dentro de su inocencia coleccionan balas, se las intercambian entre ellos cuando van a la parroquia.
Los estudiantes han retomado sus clases, los Universitarios también.
Hay ocasiones en que Ximena va por la calle y siente el sonido de una bala, impacta a pocos metros suyos y cuando la recoge aún está caliente.
Dice que siempre tienen que ir con zapatillas deportivas, porque cuando menos lo esperan deben salir corriendo a toda prisa.
Tanto ella como el resto de la gente que vive en Alepo han aprendido a distinguir el sonido de las bombas cargadas de explosivos y metralla. La onda expansiva lo llena todo de vidrios, cristales rotos.....y se cobijan tras algo "sólido" (esa es la palabra empleada por Ximena), que cobije y amortice el impacto en sus cuerpos.
Ella cuenta que después de un bombardeo ya no ves ambulancias, solo camiones que se apuran a recoger los restos humanos y meterlos en bolsas de basura, para llevarlos a la morgue. Cuando la gente echa en falta a un familiar, tiene que ir hasta la morgue y mirar bolsa por bolsa, a ver si entre aquellos restos de cuerpos, algo les lleve a comprobar si finalmente es, o no, su familiar.

La gente allí tiene muchas frases propias fruto de sus muchas vivencias, y entre ellas Ximena nos compartió una que allí los perseguidos por esta guerra, emplean mucho: (*) "Puedes quitarme el cuerpo, quemar las iglesias, pero no puedes quedarte con mi alma".

Ella podría mostrar muchas fotos duras, llenas de aquel horror diario, pero solo me comparte una "suavecita" -dice- (entiéndase suavecita comparada con otras). En la foto, aparece la imagen de una mujer que está en la calle, atada a una columna y su cuerpo expuesto a la gente. Gente que la apalea buscando con ello hacerla renegar de su fe cristiana. Como ella no reniega, haciendo suya aquella frase tan fuerte que nos señala Ximena (*), terminó muerta allí, tal cual.
De la conversación con Ximena tengo muchos más retales que se agolpan en mi mente, pero no me hacen daño. Sus palabras no son hirientes ni exhibicionistas, aunque sí remueven mi interior y no me dejan indiferente. Palabras que no vienen cargadas de reproches ni siquiera de exigencias, solo de un mensaje llano y misericordioso. Y es que en medio de un infierno lleno de Kalashnikov, bombas, persecuciones, calles gobernadas por francotiradores, etc, la gente no puede huir y solo protegen su vida y la de quienes tienen alrededor.
Ella es la mensajera de las muchas voces que un día y otro también viven el horror en Alepo. Piden ayuda, piden LUZ a su realidad de tal manera que el mundo conozca lo que sucede en esa parte del mundo, conozcan su historia, sepan que existen y que les ayuden.
Que esto pare de una vez.
Cuesta entender que en la era de las tecnologías donde envías un Whatssap ahora y al segundo ya lo ven en la otra parte del mundo, nadie hable de Alepo, ¿verdad? Y del horror que la gente de allí está viviendo todos los días, semanas, meses........y ya llevan cinco años.

Hay otra foto que Ximena me muestra y se me quedó grabada en la retina de manera especial después de escucharla, de conocer tan a fondo esta cruda realidad.
En la foto hay un grupo de gente de Alepo (niños, jóvenes, adultos de mediana edad, algunos más mayores) que posan en grupo para el fotógrafo y tienen algo en común: todos sonríen.
Y tú te preguntas, ¿cómo puede ser? (en medio de ese horror).
La sonrisa en sus caras, en sus ojos.... es el reflejo del alma. Y de nuevo aquella frase (*)
Ellos viven cada día pensando que realmente podría se el último día de sus vidas - me dice Ximena- Y me insta a que imagine, aquí en Occidente donde casi nunca tenemos en mente la muerte, lo que es pensar eso (incluso varias veces el mismo día) que ése puede ser el último de tu vida.
Sonríen - me dice- y esta vez lo hace sonriendo ella también. ¡Claro que sonríen!
No se enfadan entre ellos. Para qué, si realmente pensaras y sintieras que puede ser el último día de tu vida, tú tampoco te enfadarías, no tiene sentido. Lo aprovecharías de otra manera. Aún viviendo aquel infierno.
Claro que como dije antes Ximena es una mujer fuerte, valiente, decidida. De una generosidad extrema y una piedad infinita.
Pero no es la única.
He aprendido mucho de ella y de la gente de Alepo en general. De los que sonríen para esa foto y de quienes no salen en la ella también. Todos ellos sí dan infinitamente mucho más más de lo que nos piden.

Comentarios

  1. Se sigue llamando ciudad, pero es un solar de casas derruidas. Nos impresiona mientras sale la imagen en el telediario, pero tendriamos que tener autentica caridad, entendiendo por ello, ponernos en su lugar. Como no van a pretender salir de ese infierno. Los jefes de estado que tienen los medios oportunos, tienen en sus conciencias la responsabilidad máxima.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Marcos. Muchas gracias por venir, por opinar y comentar.
      Los jefes de estado tienen su parte "gorda" de conciencia responsable. Pero no son los únicos eh? Creo que a todos los niveles se les puede ayudar. Piénsalo.
      Tú.
      Yo.
      Muchos....
      Lo que pasa es que esos jefes podrían pararlo y sin embargo siguen enmascarando una financiación sin la que esta guerra moriría.

      Cuando realmente tu conciencia y lo que late en tu interior son claros y fuertes, se puede ayudar también. Y no solo nos impresiona mientras salen las imágenes en el telediario, pues aún sin verlas no olvidamos que existen y nos movilizamos. Cada uno a su manera y su conciencia.

      Un beso!!!!

      Eliminar
  2. Cada uno busca sus excusas para mirar para otro lado. Es triste, pero nos escudamos en el paro, en la religion, en que se trata de una cultura distinta, etc. Cualquier cosa excepto reconocer lo mas sencillo, que todos somos seres humanos y que deberiamos vivir como tales.

    Deberiamos ser capaces de ponernos de acuerdo en unas leyes esenciales, aplicables a todos los paises independientemente de su credo o su culltura. Unas leyes basadas en el respeto. Se vitarian de ese modo tantos atropellos, porque ya no se trata de Oriente y Occidente, de norte o sur, es que la realidad de esos paises es ya bastante terrible de por si sin necesidad de ninguna guerra adicional.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Llevas razón, siempre nos estamos mirando el ombligo para justificarnos una y otra vez. Somos cortos de miras, mucha gente es así.
      Y mira que es sencillo, tal y como tú dices.
      Ojalá algún día (más pronto que tarde) existan esas leyes igualitarias que respeten cultura, tradición y costumbres, sin dañar a NADIE. A NADIE.
      Yo también lo veo sencillo, todos somos seres humanos y todos merecemos vivir.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Querido Miguel.

Los indianos

La particular memoria de Rosa Masur.