La fina tela

Es curioso cuando pasado mucho tiempo y sacas las viejas notas guardadas en el diario de viaje. Del viaje que es la vida.
Lo abres y un mundo se destapa ante ti.
De repente empiezas a encontrar sentimientos que no han cambiado a pesar de estar firmados muchos años atrás.
La forma de ser y de pensar. De enfrentarse a la vida y ver sus limitaciones.
Reflexionar sobre los acontecimientos, poner las cartas sobre la mesa e intentar mejorar algunas de ellas.
Aprender de los errores. Levantarse después de haberse caído.
Lo simpático es que algunas cosas no varían a pesar de las soluciones que en su día se pusieron en práctica para ello. Ahora se asumen y encaran con otro talante.
Te das cuenta que la vida ya marcó las directrices hace tiempo. Y aunque las cosas cambian porque las situaciones lo hacen, la fina tela con la que está hecha el alma sigue igual.

Comentarios

  1. Una vez que nos hemos hecho adultos, que hemos llegado a cierta madurez en la forma de pensar se establecen ciertos criterios básicos que son más o menos inamovibles. La experiencia de la vida nos enseña a buscar otras soluciones, pero la base está ahí y es muy difícil cambiarla.

    De ahí que sea tan importante contar con buenas piedras maestras que sostengan luego todo el edificio.

    Y si por algún motivo descubrimos que hay que cambiarlas, entonces, mejor será empezar una nueva construcción desde el principio.

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    Respuestas
    1. Más o menos inamovibles.
      Marcamos unas pautas, una linea de actuación y de reacción, de pensar, de reflexionar y de sentir.
      Creo que es complejo, que somos un cúmulo de muchos factores en ese sentido, y como bien dices, con cierto grado de madurez los criterios básicos se asientan.

      Eso sí, a fortalecerlos y enriquecerlos siempre. Para atrás nunca, siempre para adelante, ese cambio es el bueno (de haber cambio, claro).

      Un beso grande, Tawaki.
      Gracias por venir.

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