Resuena en mi cabeza, como un eco, el estribillo de la canción del gran Pancho Céspedes "Qué hago contigo, amor, qué hago contigo....". Y entonces me descubro con el libro ya leído, terminado y disfrutado. Qué hago yo ahora, qué digo yo ahora contigo lectura especial que me has acariciado el alma. Y lo has hecho sin prisas, sin miedo, casi sin percibirlo, me llevaste hasta esta "vida en miniatura" para hacerla mía. Porque no hace falta tener similitudes con el personaje para sentarse uno frente al otro, en un tête à tête y escuchar, como yo he hecho con Dorothea, su protagonista. Un largo té de sobremesa, distendido, donde el libro me ha mirado a los ojos y yo le he mantenido la mirada, escuchando atentamente todo lo que en él acontecía. Aún con la taza humeante en la mano, te miro a los ojos y te sonrío ligeramente dejando el protagonismo a lo que mi mirada te dice, te expresa pero sobre todo te agradece. Me has gustado muchísimo. Qué hago contigo si no has de...
Sin duda alguna las mejores vitaminas...
ResponderEliminarTe dejo...mil abrazos, mil besos y un millón de caricias cálidas. Todo mi cariño, mi querida Neli
Sin duda alguna, Lucía.
EliminarEsas te iluminan la cara, te embellecen el alma y hasta consiguen parar el tiempo!!!!!
Otra ración de vitaminas para ti, querida amiga: Besos. Abrazos. Y caricias.
Muchos!!!!!!
Podríamos decir que es el ABC de la buena vida.
ResponderEliminarSin duda!!!!
EliminarQuien siga estas indicaciones al pie de la letra, tendrá buena vida (o al menos mejor) :-)
Un beso.