Focos de luz.
Juraría que esta mañana las estanterías de la biblioteca de casa me susurraban al oído: "No compres ni uno más, aquí no caben yaaaaaa".
Aunque ahora que lo pienso, todo tiene su lógica:Lo que no saben las estanterías de mi casa, es que otras me susurraron primero justo lo contrario. ¿O fueron los libros?
En uno de los puntos neurálgicos de la capital, hay una librería de grandes dimensiones y forma rectangular. Todo está en su sitio, bien indicado y organizado.
Sus techos y la pared del fondo me recuerdan a Chicago, aunque no hay una explicación clara para ello.
Tiene dos plantas y ni un solo reloj. Creo saber por qué, los libros en una especie de juego te hacen perder la noción del tiempo, para alimentarse del tuyo. Sí, debe ser eso. Lo cierto es que cuando parece que llevo pocos minutos dentro, resulta que en realidad ya ha pasado casi una hora!!!!!
El olor es el característico de todas las librerías, o casi todas, aunque aquí se acentúa más.
Lo que me parece más increíble, y esto lo digo con diferencia al resto de librerías, en ésta no se escucha nada. Impera un respetuoso silencio que me recuerda a la Biblioteca privada de la Facultad pública donde estudié.
Cada día me he acostumbrado más a la lectura electrónica, con la que al principio fui bastante reacia. Pero una vez pasado la barrera de la costumbre, he disfrutado de muchos libros allí.
Aunque reconozco que el libro en papel seguirá teniendo un encanto especial.
Es diferente.
No es lo mismo.
De esta librería en cuestión, también me gusta las novedades que encuentro, y no hablo de la sección "novedades" exclusivamente, sino que de cada temática descubro libros que no había visto nunca ni sabía que existían. Y eso no tiene precio. Se abren ventanas al mundo, que no encuentran pestillo en otras librerías.
Salí de allí con tres libros. En dos bolsas de papel.
Pero le eché el ojo a otro, de uno de mis escritores favoritos La portada del libro era dura, elegante, ya indicaba un poco el tesoro que protegía y escondía. Una recopilación.
Cuando lo abrí me descubrí pasando las páginas de la antigua y vieja Biblia que mi abuela tenía en su mesilla de noche. El mismo tono de papel, el mismo tacto fino, y creo que hasta el mismo formato de letra. Qué recuerdos me trajo.
Para la próxima visita, igual me lo traigo. Mientras.......voy hablando con mis estanterías, a ver si consigo que cedan un poco.
(Las calidad de la fotos no es muy buena porque en algunos lugares no había mucha luz y las tomé todas con el móvil).
Aunque ahora que lo pienso, todo tiene su lógica:Lo que no saben las estanterías de mi casa, es que otras me susurraron primero justo lo contrario. ¿O fueron los libros?
En uno de los puntos neurálgicos de la capital, hay una librería de grandes dimensiones y forma rectangular. Todo está en su sitio, bien indicado y organizado.
Sus techos y la pared del fondo me recuerdan a Chicago, aunque no hay una explicación clara para ello.
Tiene dos plantas y ni un solo reloj. Creo saber por qué, los libros en una especie de juego te hacen perder la noción del tiempo, para alimentarse del tuyo. Sí, debe ser eso. Lo cierto es que cuando parece que llevo pocos minutos dentro, resulta que en realidad ya ha pasado casi una hora!!!!!
El olor es el característico de todas las librerías, o casi todas, aunque aquí se acentúa más.
Lo que me parece más increíble, y esto lo digo con diferencia al resto de librerías, en ésta no se escucha nada. Impera un respetuoso silencio que me recuerda a la Biblioteca privada de la Facultad pública donde estudié.
Cada día me he acostumbrado más a la lectura electrónica, con la que al principio fui bastante reacia. Pero una vez pasado la barrera de la costumbre, he disfrutado de muchos libros allí.
Aunque reconozco que el libro en papel seguirá teniendo un encanto especial.
Es diferente.
No es lo mismo.
De esta librería en cuestión, también me gusta las novedades que encuentro, y no hablo de la sección "novedades" exclusivamente, sino que de cada temática descubro libros que no había visto nunca ni sabía que existían. Y eso no tiene precio. Se abren ventanas al mundo, que no encuentran pestillo en otras librerías.
Salí de allí con tres libros. En dos bolsas de papel.
Pero le eché el ojo a otro, de uno de mis escritores favoritos La portada del libro era dura, elegante, ya indicaba un poco el tesoro que protegía y escondía. Una recopilación.
Cuando lo abrí me descubrí pasando las páginas de la antigua y vieja Biblia que mi abuela tenía en su mesilla de noche. El mismo tono de papel, el mismo tacto fino, y creo que hasta el mismo formato de letra. Qué recuerdos me trajo.
Para la próxima visita, igual me lo traigo. Mientras.......voy hablando con mis estanterías, a ver si consigo que cedan un poco.
(Las calidad de la fotos no es muy buena porque en algunos lugares no había mucha luz y las tomé todas con el móvil).
La verdad es que al ser de ciencias y trabajar siempre entre artilugios electrónicos, son poco los libros que yo he comprado y sin embargo tengo dos habitaciones a tope, una pared completa de cada una de ellas son estanterías fabricadas por mi, para que uno de mis hijos, filólogo, pudiera ir dejando todos los libros que a cargo de sus padres se iba comprando.
ResponderEliminarAhora se ha pasado a los volúmenes electrónicos, que de volumen no tienen nada.
Las fotos están muy bien hechas.
Un beso.
P.S. Tengo un problema, ahora el lector de RSS o agregador de noticias no me reconoce tu blog, por lo que no me avisa cuando has actualizado, veremos si lo puedo subsanar de alguna manera.
Yo también soy de ciencias (puras) y ya ves cuál es una de mis debilidades....
EliminarEres un manitas con eso de arreglar cosas, ya lo has compartido en alguna ocasión en tu blog, ahora resulta que también fabricas cosas como estanterías!!!!! Qué bueno.
Gracias por venir, me alegro que te gustaran.
Un beso.
P.S: De eso no tengo ni idea, no sabría ayudarte.
Ahora es demasiado fácil para mí, con un piso en Madrid y otro en Zug tengo espacio de sobra. Eso sí, el día que tenga que meterlos todos en uno será el llanto y crujir de dientes…
ResponderEliminarCombino electrónico con el papel. Cada un tiene sus ventajas, aunque sigo teniendo la necesidad de tocarlos, de olerlos...
"llanto y crujir de dientes..." jaja. Muy simpática tu expresión, pero a la vez muy gráfica. Qué poco me ha costado entenderte, amigo!!!!!
EliminarEs cierto que se vuelve una "necesidad" pasar la yema de los dedos por su lomo, abrir y pasar las páginas, olerlos.......
Lo bueno es que sigo combinando el electrónico, todo un invento lo reconozco. Ahora mismo tengo un par de ellos, nuevos, pendientes de leer por allí.
El que vi en la librería, ese que me quiero comprar, es la recopilación de todos los cuentos completos de Chéjov. ¡¡Qué maravilla!! No sé si los conoces, a mi me encantan.
Y esta es la portada en cuestión:
http://d3iln1l77n73l7.cloudfront.net/post_square_images/attachments/000/069/694/big/chejov00106523120696____1__1000x1000.jpg?2014
Un beso, Tawaki.
jajaja, a mi también me han susurrado lo mismo mis estanterías, pasa que como tú, combino electrónico con papel...:-)
ResponderEliminarBesazos eenorrmesss!!
Gracias que crearon el electrónico.
EliminarCreo que vinieron un poco a salvar a gente como nosotras!!! jeje.
Un besazo grande, Lucía.