El vaso se me llenó.

Cuando vio la luz el libro "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" de Jonas Jonasson, no me llamó la atención como para comprarlo, como para querer leerlo.
Digamos que ante mis ojos, pasó desapercibido.
Cuando presentaron la película en la gran pantalla, me pasó lo mismo.
Y fue anoche, cuando alguien que se había leído el libro, me propuso ver la película, que acepté.

Reconozco que los primeros quince minutos estás un poco desubicada,  no terminaba de engancharme, de captar toda mi atención.
Pero al poco cambió. La trama salió rodada y fue un sin parar de emociones y sensaciones transmitidas hasta el final de la película.

Los disparates se sucedían unos tras otros. Y con ellos partes del film que te llamaban la atención de forma especial.
Me gustó la manera en que el autor mezcla con ironía las cosas más importantes y trascendentales de la vida, sin tan siquiera ser consciente el protagonista de que están sucediendo. Ni el qué, ni el cómo, ni el dónde. Y la manera en que te lleva de la mano, a sentir lo mismo, sea cual sea la personalidad y circunstancia del espectador.
Y también me gustó el sentido del humor que empleó el autor para crear la historia y unir a personajes tan diversos como pintorescos.

Igual que un vaso de agua, que gota a gota se va llenando, mi risa minuto a minuto iba creciendo.
Disparates, caos, locura de un catarata de sucesos, humor, ironía, casualidades, equilibrio entre ficción y realidad.
Hasta que de pronto, estalló la risa........y no pude parar.......el vaso se había llenado.
Sin duda podría recomendar la peli por varias razones, pero me quedo con una a modo de recuerdo: Qué bueno es reír, qué bueno reír con ganas e incluso sin sentido ni lógica. Qué bueno que alguien o algo te produzca ese efecto. Qué grande no tener una buena razón o explicación localizada y sin embargo explotar en carcajadas. Y qué bueno cuando el ataque de risa es tal, que se te salen las lágrimas y hasta terminas por contagiar de pura carcajada a quien tienes al lado.

En un mundo donde las casualidades se crean y se inventan , en un mundo donde cada uno tiene su lugar y cabida, habitaba un anciano con cien años recién cumplidos, con una gran afición a la pólvora ........"y donde todo el mundo gritaba, la primera que gritó fue su madre en el momento de alumbrarle,  y él también gritó en el momento que abrió los ojos y vio por primera vez este mundo......"

Comentarios

  1. No he visto la película porque leí el libro, que fue de más a menos hasta llegar a aburrirme. Es cierto que rebosa (hablando de vasos) originalidad y buen humor, pero tanta mezcla entre realidad y ficción pudo conmigo.

    No obstante, coincido en que reír es lo mejor que nos puede pasar.

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    Respuestas
    1. El comienzo de la peli, como dije, cuesta porque no termina de engancharte.
      Es cierto lo que dices, tantas "casualidades" no se creen y si lo miras por un lado, aburren.
      Pero si lo miras por otro, en el mundo de las posibilidades donde todos tienen un lugar, la percepción cambia, de entrada te engancha y te divierte lo que sucede (por muy irreal que sea, claro).

      Gracias por venir.
      Otro beso.

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