La edad de la ilusión

- ¿Qué edad crees que tengo?

Sonreí pensando en la eterna coquetería femenina. No tardé en responder.

- Pienso que tienes la edad de la ilusión, la misma que late en mi interior pues sólo te conozco desde mi nacimiento y no te concibo anterior a ello.

Sentí cómo ella iba sumando emociones. Y me dejé llevar por el vaivén del agua que multiplicaba su reflejo.

Hice de pescador y tensé los hilos de los pensamientos, lidiando con ellos como aquel viejo de Hemingway.
Y así me encontró el amanecer, cuando me despedí de ella hasta la noche siguiente.

Comentarios

  1. para una pareja definitiva, cuando saben que estarán juntos para siempre, se sincronizan los relojes, el tiempo parece compartido, desde antes de nacer, incluso, y después, más allá. preciosa historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Preciosa tu manera de interpretarlo, Raúl.
      No lo había pensado así, pero sin duda tiene mucha miga tu comentario. Y sobre todo mucha magia!!!!!

      Un beso, amigo.

      Eliminar
  2. No sólo no revela su edad sino que a veces se esconde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Tawaki.
      Hablas generalizad, supongo.
      Hay personas que lo llevan mal, si. Yo opino que con lo bueno que es vivir por qué restarnos años, no revelarla, o esconderla?

      Un beso.

      Eliminar
  3. Me han gustado tus reflexiones, pero creo que la Luna tiene casi tanta edad como yo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Emilio.
      Y a mi me gusta bajar cada noche al pantalán y hablar con la Luna.
      La edad de la ilusión, la misma que tengo yo :-) la concibo desde que nací y no anterior a ello.

      Un beso, amigo.

      Eliminar
    2. Cuantos íntimos dialogos habrá suscitado desde la eternidad. Su magnetismo sigue cautivando tanto en pareja como en solitarios. Todos nos rendimos ante su belleza en plenilunio.

      Eliminar
    3. Eso pienso yo, Marcos......¡Cuántos íntimos diálogos desde la eternidad!!!!
      Sigue teniendo magnetismo y todos sucumbimos, en cierta medida, a mirarla e imaginar y hablar con ella.

      Beso grande.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Querido Miguel.

Los indianos

La particular memoria de Rosa Masur.