Maravilloso mar..............de nubes.
Toda la vida siendo testigo de este fenómeno y no me canso de verlo.
Tampoco deja de sorprenderme, cada vez que estoy tan cerca de un mar de nubes.
Es casi hipnotizante, lo miras y entiendes que no puedes dejar de hacerlo.
Sólo tienes que tener paciencia y ganas, para coger el coche y conducir más de una hora por carreteras de medianía y ascender alrededor de 2.000 metros de altitud.
Los vientos alisios de Canarias tienen la culpa de este fenómeno. Básicamente es el proceso por el que los alisios se cargan de frío y humedad en la costa, en las playas, en todo el mar que nos rodea. Luego ascienden y en esa subida, entre los 1.000 y 2.000 metros, se estancan. Los alisios entonces chocan con el relieve rocoso de las medianías y forman el mar de nubes, ya que justo encima la temperatura es mucho más cálida lo que impide que suban más.
Pero que nadie me diga que no merece la pena tanta carretera tortuosa, estrecha y llena de curvas. ¡¡Claro que lo merece!!
Tienes la sensación de que realmente son olas, se mueven como tales, ondulan, se crecen, van y vienen, como esos arrullos de mar de agua salada que todos conocemos.
En su ir y venir, estas olas nos deja ver las rocas que acarician y el paisaje que hay debajo. Y entonces entiendes la altitud en que te encuentras y la maravilla que tienes delante.
Tampoco deja de sorprenderme, cada vez que estoy tan cerca de un mar de nubes.
Es casi hipnotizante, lo miras y entiendes que no puedes dejar de hacerlo.
Sólo tienes que tener paciencia y ganas, para coger el coche y conducir más de una hora por carreteras de medianía y ascender alrededor de 2.000 metros de altitud.
Los vientos alisios de Canarias tienen la culpa de este fenómeno. Básicamente es el proceso por el que los alisios se cargan de frío y humedad en la costa, en las playas, en todo el mar que nos rodea. Luego ascienden y en esa subida, entre los 1.000 y 2.000 metros, se estancan. Los alisios entonces chocan con el relieve rocoso de las medianías y forman el mar de nubes, ya que justo encima la temperatura es mucho más cálida lo que impide que suban más.
Pero que nadie me diga que no merece la pena tanta carretera tortuosa, estrecha y llena de curvas. ¡¡Claro que lo merece!!
Tienes la sensación de que realmente son olas, se mueven como tales, ondulan, se crecen, van y vienen, como esos arrullos de mar de agua salada que todos conocemos.
En su ir y venir, estas olas nos deja ver las rocas que acarician y el paisaje que hay debajo. Y entonces entiendes la altitud en que te encuentras y la maravilla que tienes delante.
Estas cuatro primeras fotos, las tomé en La Palma, en la subida al Roque de Los Muchachos.
La quinta foto es de Jose y está tomada aquí, en Gran Canaria; El Roque Nublo mirando al Teide, al fondo.
Pareciera que con un par de brazadas sobre ese "mar de nubes" llegaríamos de una isla a otra ¿verdad?
Cuando la realidad es que tardas 30 minutos en avión, hasta llegar allí.
La naturalñeza nos regala belleza a diario, felicidades a quien se para a disfrutarlo.
ResponderEliminary tanto que merece la pena! es un espectáculo, oye, dan ganas de arrojarse a las nubes, como si fueran una inmensa cama mullida :)
ResponderEliminar¡Hola Raúl!
EliminarPues si, merece la pena, y además como no es habitual llegar hasta a allí arriba, cuando se hace se saborea mucho más.
Como una cama mullida, oye, pues es verdad lo parece!!!!
Besazo.
Hola Marcos.
ResponderEliminarHay muchos detalles que disfrutar, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor, y con suerte, lo encontraremos.
Un abrazo.