He terminado de leerme la novela "Querido Miguel", de Natalia Ginzburg, y me ha encantado. Me siento feliz y afortunada de haber llegado hasta ella. Es un libro intimista, que al estar narrado de manera epistolar se convierte en más humano si cabe. Entrar en este libro es acariciar el alma de las personas que en él habitan. Es sumergirse en su mente, en su sentir. Es constatar en primera persona cómo respiran y cómo laten sus corazones. Me resulta increíble cómo la autora logra, de manera tan sublime, ahondar en el interior de los personajes y todo aquello que les rodea. La manera de mostrarnos ese mundo interior es tierna, amorosa, sincera, directa, sublime, transparente, clara, amable, atractiva, pero sobre todo muy cálida y hasta reconfortante. Existe una especie de catarsis en esta historia, donde las ausencias físicas se solapan a las emocionales, y donde hay cabida tanto para las letras infinitas como para los silencios más huecos. Me ha parecido una novela muy respet
con lo feliz que está uno volando, verdad? :)
ResponderEliminarjajaja.
EliminarVerdad, verdad.
Sigamos volando, mientras nos dejen :-)
Un beso, amigo.
La sabiduría hecha niña.
ResponderEliminarHola Marcos.
EliminarEsta niña, es lo más.
Y Quino, un genio.
Un abrazo grande para ti.
Enorme, Quino. Lo que le debe la Humanidad...
ResponderEliminar¿Verdad que si, Tawaki?
EliminarYo también digo lo mismo.....
Un abrazo grande.
Fabuloso Joaquín Salvador y todos sus personajes, por cierto tengo un pequeño post preparado sobre la desilusión actual de Quino enseñando a Gille, espero publicarlo en breve.
ResponderEliminarAbrazos
Pues estaré atenta a esa entrada.
EliminarGracias por venir, Emilio.
Un abrazo.