Caleidoscopio de azul mar.

Me planté delante de este cuadro y en pocos segundos me llené de una calma tremenda. 
Es relajante ver esos trazos de pincel que ya, con el paso del tiempo, dejan entrever el lienzo en algunos puntos. Dos detalles al fondo, una barca y un velero, hacen entender la magnitud y grandiosidad del océano que lo rodea.

Fui a ver la exposición en una tarde especialmente lluviosa, donde las temperaturas habían bajado tanto que formó parte de esos pocos días en que, por las islas, tienes que sacar el abrigo del armario.
Chubasquero y paraguas en mano, entré a la exposición de los colores, de la luz y del mar.
Curioso contraste, dentro y fuera.
Como curiosos también son todos sus cuadros, algunos oscuros y otros llenos de luz.
Salí de la sala con el caleidoscopio de azul en la retina. Una gama suave que invitaba a quedarse.
Una paleta de tonalidades que imprimían carácter.
A muchos de los cuadros, acompañaba una cita de las famosas cartas que Sorolla escribió a su esposa. Lástima que no me dio por copiarlas allí mismo, pensé que sería fácil encontrarlas en internet. Y ahora resulta que no consigo dar con la que más me gustó. Tendré que comprar el libro y cruzar los dedos a ver si la suerte hace el resto.
Había una cita en la que era tal su admiración por el mar, que quería "comerse esa gama de tonalidades, quería bebérselo de un sorbo, se sintió preso como si de una droga se tratara". Lo quería todo y lo quería ya.
Sin duda me transmitió mucho.
Una exposición para recomendar.


Comentarios

  1. dan ganas de comerse los cuadros, también, ese maravilloso menú de azules, mediterráneo puro. suerte con las cartas! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dar ganas de beberlos, poco a poco, a sorbitos.....para no molestar mucho y disfrutarlos más :-)

      Menú mediterráneo.
      ¡Gracias!
      Y besos para ti, amigo.

      Eliminar
  2. Sorolla llevaba la luz de Valencia en sus venas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, Marcos.
      Pero no todo el que lleva esa luz sabe transmitirlas, iluminar con ella.
      Sorolla lo consigue.
      ¡Vaya que si!

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Sorolla es ya de por si una buena excusa para acercarse a una exposición. Si además nos encontramos con los infinitos colores del mar, para qué quieres más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un buen motivo, un aliciente.
      Eso digo yo....¿Para qué quieres más?
      ¡¡A disfrutar se dijo!!!

      Un abrazo, Tawaki.

      Eliminar
  4. Las cartas no he sido capaz de encontrarlas, pero he estado viendo algunos de sus cuadros.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Hola Jubi.
    Me alegra haber sido la causante (por hoy) de llevarte a repasar parte de la galería de Sorolla.

    Un abrazo para ti.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Los indianos

La vida en miniatura.

Cuentos Populares Italianos.