Un regalo sonrisa.......y algo más.



Mi lámpara, mis libros, mi arcón, mis letras.......y algo más.


UN REGALO SONRISA

Me llamó la atención aquel anuncio. Era el periódico de más tirada del país y anunciaba la venta de curiosidades varias.  Al pie unas iniciales: V.P.O. 
Tomé nota de la dirección y sentí el impulso de acercarme a conocer.
Llegué a una casa antigua de piedra caliza en el exterior, un pomo dorado en medio de la puerta y a la izquierda un gran ventanal. Dentro el aire era traslúcido lleno de aromas que llenaban la estancia. Una voz suave salió de detrás de unos estantes.
- Buenas tardes caballero ¿Puedo ayudarle en algo?
- Gracias, le contesté. Tan sólo echaba un vistazo.
- Muy bien, continúe, respondió con la misma suavidad que antes. Si desea cualquier cosa ya sabe dónde estoy -añadió-.
Me sorprendió la cantidad de lámparas que había allí, todas eran de cristal pero cada una de un color y textura diferentes.
- Son las lámparas de las emociones-me dijo- ¿Quiere probar una?
- ¿Probar?-respondí-veo que están todas encendidas.
- Verá, dar luz no es su única función. Esa que usted mira ahora mismo, de pequeños cristales verde manzana es la de la melancolía. Si lee debajo de su luz notará el efecto. 
Me resultó curioso lo que decía pero no me lo creía.
-¿Dónde la consiguió? Veo que no hay dos lámparas iguales en toda la tienda.
-Porque no hay dos sentimientos exactamente iguales, así como no hay dos personas exactamente iguales tampoco.
Con el ceño fruncido por la situación observé con detenimiento la cara del anciano. Era muy redonda, de avanzada edad pero lo curioso es que no tenía ni una sola arruga en el rostro, manos ni brazos. Quise encontrarle algún gesto de locura evidente pero no hallé nada. Entonces fue cuando sonrió diciéndome:
-Tengo justo lo que busca.
-¿Perdón? Eso usted no puede saberlo, como le decía tan sólo echaba un vistazo.
-Yo también lo he hecho, sígame que quiero enseñarle algo.
Lo seguí hasta el fondo del pasillo terminado en forma de “u” , con unas lámparas de diminutos cristales que bailaban destellos plateados. Entonces de entre dos jarrones  de flores secas, sacó un álbum que abrió con mucho celo. En su interior algunas fotos antiguas, todas en blanco y negro. Al final de todo una lámina, una sonrisa negra en medio de un fondo blanco.
Ciertamente y de inmediato aquella imagen removió algo en mi interior. 
-¿Le gusta?
-Si, es una imagen muy bonita.
-Cójala entre las manos, por favor.
De pronto sentí como si el blanco de la lámina fuese una nube de algodón sobre la que yo descansaba y aquellos labios sonrientes se multiplicaban por mil.
-Estoy asombrado, le confirmé. De todas formas no se moleste pero esto no es lo que a mi me gustaría encontrar realmente.
-Descríbame lo que pasa por su cabeza. Le escucho con atención.
-Bueno, lo intentaré. Quiero una sonrisa pero sólo la que me desnude cada mañana, la que juegue conmigo a diario, con la que olvidar los malos momentos, la que me quiera por lo que soy, la que me divierta y entretenga hasta con lo absurdo, la que convierta cada noche mis lunas en llenas, la que me enseñe el color del aire, la que me de el calor que ninguna otra cosa me da, la que me endulce la vida y con la que poder llorar de alegría, la que acompañe mis sueños. ¡Ah! se me olvidaba, y  que tenga sabor a pasas con chocolate.
El hombre quedó pensativo, hizo un gesto de asentimiento y se ausentó unos segundos. 
-Esta caja lleva años esperando por usted. Cójala.
Era preciosa, el fondo azul sobre unas listas con todas las tonalidades del naranja, pasando por el rojo, luego el azul, verde, amarillo… La tapa era celeste y su interior blanco. No vi que guardase nada dentro, tampoco pregunté sobre ello. Creí conveniente dar por terminada en ese punto la tarde de compras.
Le agradecí al anciano la atención prestada y quise pagar la caja.
-No me debe nada. Tómelo como un regalo.
Le agradecí el gesto tan generoso y su amabilidad. Luego me despedí.
Esa noche soñé con el reciente hallazgo y será por eso que nada más despertarme fui a buscar la caja, la destapé y para sorpresa mía sentí con gran intensidad todas y cada una de las sensaciones descritas en mi petición.
Envuelto aún en el sabor a pasas con chocolate  fui hasta la tienda en busca del anciano. Pero ya no estaba, tampoco  la tienda. Unos obreros hacían los trabajos de cimentación de un edificio.
-Disculpen ¿Qué pasó con la tienda que había aquí?
-¿Qué tienda? Esto era un solar abandonado y ahora van a edificar un bloque de pisos.
-¿Pero cuánto tiempo llevan ustedes trabajando aquí?
-Hoy hace un mes. Las obras están prácticamente empezando como puede ver.
Me sentí confuso y algo contrariado, rápidamente volví a abrir el periódico del día anterior, también el mensaje en la sección de anuncios había desaparecido. Camino del coche un papel blanco en forma de estrella llamó mi atención, lo recogí. Una letra dorada encima de unas olas de mar  decía así; “Enhorabuena por haber parado el tiempo y encontrar un trozo de felicidad. Fdo: V.P.O.”

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Comentarios

  1. mágico, precioso, me ha encantado, me voy con la sonrisa puesta yo también después de leer este cuento maravilloso :)

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  2. Gracias,Raúl.
    Primero, por tu tiempo en leerlo.
    Y luego por dejar en él tu magia en forma de comentario.

    Feliz de haberte puesto esa sonrisa en la cara y de que hayas participado en ese ".....algo más"

    Un beso grande.
    Neli.

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  3. Un precioso regalo y doble...por un lado el cuento y por otro esa sonrisa regalo...

    Me ha encantado y también, como a Raúl, me ha provocado una sonrisa. Te imagino con una enorme mientras hacías la entrada.

    Besos grandes, tanto como la distancia que nos separa. ( aunque no en el corazón;-)

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  4. Una bien grande mientras lo escribía. La idea partió con la descripción de esa sonrisa con sabor a pasas y chocolate.

    Gracias por venir, Lucía. Y también por sonreír :-)

    Un beso enorme para ti.

    Neli.

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