La diferencia.
"Para el hombre, el destino es como el viento para un velero.
El que lleva el timón no puede decidir de dónde sopla el viento, ni con qué fuerza,
pero puede orientar su propia vela. Y esto, en ocasiones, supone una gran diferencia.
El mismo viento que puede hacer parecer a un marino inexperto, imprudente, o poco atento,
llevará a otro a buen puerto".
(Amin Maalouf)
es una metáfora preciosa, está en nuestras manos no quedar a la deriva!
ResponderEliminarGracias por venir, Raúl.
ResponderEliminarY por dejarme tu opinión :-)
Un beso grande.
Neli.
Una gran verdad, querida Neli, sólo que, a veces, orientar la vela se hace un poco difícil...
ResponderEliminarBesos grandes, mi niña, y un abrazo enorme que cruza Océanos :-)
Querida Lucía.
ResponderEliminarTrabajamos todos los días para orientar y corregir esa vela.
Lo bueno es que no nos hemos dado por vencidos nunca :-)
Un abrazo enorme, que cruza océanos, tú lo has dicho.
Besos.
Neli.