Tentación
Pocas sensaciones encuentro comparables a pasear entre los estantes de una librería o una biblioteca.
No percibir el paso del tiempo mientras ojeas un libro de aquí y otro de allá.
Perderte con lo sugerente de algunas portadas.
Pasear la yema de tus dedos por el lomo de los libros.
El silencio que reina.
Ese olor inconfundible a libro nuevo.
Ayer entré en una y compré tres libros. Si, de golpe, dos para mi y otro para regalar, así sin motivo.
Me había dicho que ni uno más, porque en las baldas de la biblioteca de casa no caben ya. Como alternativa estaba usando un libro electrónico que me regalaron, pero es que terminan saliendo mis debilidades y hay cosas con las que una no puede resistirse.....
No percibir el paso del tiempo mientras ojeas un libro de aquí y otro de allá.
Perderte con lo sugerente de algunas portadas.
Pasear la yema de tus dedos por el lomo de los libros.
El silencio que reina.
Ese olor inconfundible a libro nuevo.
Ayer entré en una y compré tres libros. Si, de golpe, dos para mi y otro para regalar, así sin motivo.
Me había dicho que ni uno más, porque en las baldas de la biblioteca de casa no caben ya. Como alternativa estaba usando un libro electrónico que me regalaron, pero es que terminan saliendo mis debilidades y hay cosas con las que una no puede resistirse.....
El libro electrónico tiene muchas ventajas; una de ellas es el ahorro de espacio, pero aún tienen que trabajarlo más.
ResponderEliminarNo se podrá nunca suplantar la visita a una buena librería.
¿Libro electrónico? ¡Que sacrilegio al santo placer de recorrer con la mirada, con el lápiz y con los dedos un libro impreso en papel! Yo no sabría cómo establecer esa íntima y sagrada relación que solo puedo llegar a crear con el libro en papel.
ResponderEliminarEso que te pasa a ti, Neli, con las librerías a mí me pasa con las librerías y también con las papelerías. Cuando era niño, me resistía a comenzar un nuevo cuaderno, un nuevo lápiz, un nuevo lo que fuera y utilizaba hasta lo imposible lo que ya tenía. Era como profanar un recinto sagrado. Y ese olor, el de las librerías, el de las bibliotecas (donde he pasado horas y horas) y, más aún, el de las papelerías, aún me sigue removiendo entero. Es algo inexplicable que me ocurre desde muy niño.
Y, por supuesto, tengo una gran biblioteca privada. Con los libros irrespetuosamente amontonados por falta de sitio... :)
¡Emocionante! Una pasión de esas que nunca sabré su origen. Mi abuelo trabajaba en imprentas, como corrector ortográfico, pero murió cuando y era muy joven y no creo que tenga mucho que ver.
En fin... Gracias!!! Y un abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo, Tawaki.
ResponderEliminarA mi me parece que están bien pero......creo que nunca suplantarán la magia de las librerías repletas de montañas de libros.
¡Gracias!
Neli.
Gracias por compartirme todas esas sensaciones, Emilio.
ResponderEliminarSin duda, todas me son igualmente familiares.
Si que es emocionante, me alegra que tú también lo vivas con esa intensidad.
Yo puedo estar horas en una librería o papelería sino fuera porque ya comenzarían a mirarme mal, por eso de tanto tiempo mirando y sin comprar. jaja.
Es un placer, como pocos he descubierto, ya lo dije al principio, pocas cosas comparables a esa sensación.
Un abrazo grande.
Neli.