Hubo un tiempo en el que este pueblo del continente Asiático, tenía vida humana. Muchos pescadores de la isla vivían allí. Ellos formaron su propia familia, la cuidaron, disfrutaron de ella. También disfrutaron de la vida en general, de los amigos, vecinos, y sobre todo de la pesca que por aquel entonces era la principal riqueza del lugar y principal fuente de ingresos. Había vida dentro de los muros de estas casas, hoy deshabitadas. Muchos sueños y anhelos, ilusiones, muchas ideas y metas. Tantas reuniones en torno a la mesa, tantas tardes soleadas esperando la llegada del pescador . Y tantas noches de charlas, de música, de compañía, de amor. De soledad, de vigilias, de sueños profundos, de lunas llenas y de cielos estrellados. Hubo un día en el que en este mismo pueblo, las conversaciones se multiplicaban. Compartían las noticias buenas y también las malas. Ecos de risas alegres, frente al llanto de alguna pena. Vida en todos los sentidos. Y aunque haya pasado tanto tiempo de aqu