Una casa llena de gente.

Este fin de semana, me he leído la novela "Una casa llena de gente", de Mariana Sández. 

He encontrado un libro a la medida de mis gustos, todo en su interior ha sido de mi agrado y lo he disfrutado muchísimo. Desde ya, esta novela está entre los cinco libros que más me han gustado de toda mi vida.

Hay dulzura en sus páginas, hay realidad, hay una casa llena de gente pero sobre todo una casa llena de letras que rezuma amor por la literatura. 

La voz protagonista es Charo, que tras el fallecimiento de su madre (Leila Ross) descubre unos diarios que ésta dejó expresamente para ella. Diarios y vídeos que conforman su visión de la vida y su sentir.

Charo ha vivido con su madre todo el tiempo, la conoce, ha sido testigo de los acontecimientos familiares y del día a día en su casa. Pero tras el fallecimiento de ésta, la conocerá más y mejor, algunas cosas que interpretó de cierta manera son realmente de otra. El resto de voces, las de sus vecinos más allegados con quienes pasaba tardes en el jardín comunitario, irán dando una perspectiva nueva a la historia. 

Es una novela de secretos, complicidad, afinidades, amor, amistad, sueños, miedos, seguridades e inseguridades, relaciones personales y familiares, adoración por los libros, por lo que no se dice pero se sobreentiende, por la vida tal y como viene dada. La madre de Charo era traductora de profesión, y su amor por la literatura se ve reflejado en muchas anécdotas de este libro que me dejaron más de una sonrisa en la cara. El padre es psicólogo pero también un amante de la literatura. Los libros son unos protagonistas más en esa casa, tener una gran biblioteca es fundamental, sentirla protegida, ordenada y viva.

Para mí, este libro es como mirar al interior de las personas, conocer sus claros y oscuros, pero sobre todo es respeto y verdad, es autenticidad y genuidad. Una historia conmovedora y muy pasional, palpitante, fuerte como un huracán pero también suave como una pluma. Una casa llena de personas, para Leila Ross, era una casa llena de letras. Su visión del mundo no me dejó indeferente como lectora, su manera de pensar y de sentir, su forma de actuar, hay afinidades y también aristas, pero en todo momento ha sido un placer mayúsculo para mí leer este libro. Además es una preciosidad, como prácticamente todos los libros que edita Impedimenta, que tanto esmero ponen en la publicación y edición de las obras elegidas.

Mariana Sández (Buenos Aires, 1973) es escritora y gestora cultural. Licenciada en Letras de Buenos Aires, realizó estudios en Literatura Inglesa en Manchester y un posgrado de Teoría Literaria y Literaturas Comparadas en Barcelona. En Buenos Aires creó y dirigió diversos programas literarios de prestigio para distintas instituciones culturales. Desde 2005 colabora con reseñas literarias para el suplemento Ideas del Diario La Nación y Revista Ñ del Diario Clarín. Ha publicado el libro de entrevistas y ensayos "El cine de Manuel. Un recorrido sobre la obra de Manuel Antín" (2010). También es autora de la novela "Una casa llena de gente" (2019) y del libro de cuentos "Algunas familias normales" (2016, reeditado en 2020) . Algunas de sus cuentos han obtenido premios en Argentina y en España. Actualmente vive en Madrid. 

Sinopis: La literatura es, ni más ni menos, una casa llena de gente, o al menos lo es para Leila Ross, traductora y escritora frustrada para quien el tiempo se organiza en y para los libros. Sin embargo, su vida es bastante más compleja que eso: ha de enfrentarse a las demandas de lo doméstico y de una madre de lo más exigente, la temible Granny, orgullosa inglesa de nacimiento, pragmática y criticona. Y luego está la casa, el castello donde vivió toda la familia, y que irá dando forma a una trama que avanza a través de lo no dicho, lo sugerido, el contraste entre los puntos de vista, el humor y el misterio. Prediciendo su propia muerte, Leila lega a su hija Charo sus diarios y una gran colección de fotografías y películas familiares, así como una lista de instrucciones que le indican qué ha de hacer con ello. Poco a poco, Charo irá redescubriendo una nueva faceta de su madre, que hasta ese momento había permanecido oculta. Una casa llena de gente se sumerge en los espacios privados y comunes de un pequeño edificio y las gentes que lo habitan, para así reconstruir una memoria. Con un humor sutil, un suspense inteligente y una escritura deliciosa, la novela deja al descubierto tanto las debilidades humanas como las heridas que acusan los choques generacionales.

P.S: El libro es tan bonito, como fotogénico. 😍