Querido Miguel.
He terminado de leerme la novela "Querido Miguel", de Natalia Ginzburg, y me ha encantado. Me siento feliz y afortunada de haber llegado hasta ella. Es un libro intimista, que al estar narrado de manera epistolar se convierte en más humano si cabe. Entrar en este libro es acariciar el alma de las personas que en él habitan. Es sumergirse en su mente, en su sentir. Es constatar en primera persona cómo respiran y cómo laten sus corazones. Me resulta increíble cómo la autora logra, de manera tan sublime, ahondar en el interior de los personajes y todo aquello que les rodea. La manera de mostrarnos ese mundo interior es tierna, amorosa, sincera, directa, sublime, transparente, clara, amable, atractiva, pero sobre todo muy cálida y hasta reconfortante. Existe una especie de catarsis en esta historia, donde las ausencias físicas se solapan a las emocionales, y donde hay cabida tanto para las letras infinitas como para los silencios más huecos. Me ha parecido una novela muy respet
Preciosa foto. Gran verdad la de Marco Aurelio.
ResponderEliminarAbrazote
Con la foto sentí un flechazo al verla.
EliminarY al primer impacto me susurró: Dulzura.
Luego vino la frase.
Me alegro que te gustase, tocaya.
Un beso!
Madrecita mía,
ResponderEliminarmadrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
Poema de Gabriela Mistral
Un beso
Bonita poema, Jubi.
Eliminar¿Hay algo con más dulzura que una madre? Lo dudo.
Gracias por tu aportación.
Un besote.
Pues una foto así es el vivo retrato de la dulzura.
Es cierto que nadie puede resistirse a la dulzura. Añadiría, la dulzura siempre es sincera. El intento de fingirla siempre suele resultar una falsedad que incomoda a quien la recibe.
un beso
· LMA · & · CR ·
Hola Ñoco.
Eliminar¿Verdad que si? Es lo que me transmitió al verla, mucha dulzura.
Pues has dicho algo muy acertado e interesante que me hizo pensar. Ciertamente no imagino a alguien fingiendo dulzura porque se notaría a lo lejos esa falsedad como bien dices.
Todas las falsedades ajenas que uno siente son incómodas pero se me antoja que en este campo de la dulzura, sería más incómoda aún si cabe.
Gracias por tu comentario.
Un beso!
El problema con la dulzura es que para ganar la guerra ha de estar dispuesta a perder muchas batallas.
ResponderEliminarHola Tawaki.
EliminarTu comentario me dejó pensando......dando vueltas a esa particular percepción de la dulzura.
Y no sé si estoy realmente de acuerdo, o si logré entenderlo en toda su amplitud.
La dulzura debe perder batallas para ganar la guerra? ¿La dulzura o las circunstancias?
La dulzura es innata en algunas personas, sean las circunstancias que sean.
Mmmm sigo pensando y me voy pensando, sí.
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso.