La morada del amor.


¿No es el corazón aquel órgano sagrado que se agita fuertemente en el pecho de querubín?
De pies a cabeza, en toda la longitud de los brazos, en este envoltorio de piel que contiene la maravillosa máquina del cuerpo, en algún lugar ha de estar la morada de los afectos.
O quizás no. Porque a veces ocurre que el amor es tan grande que se dice no cabe en la piel, en la carne, en la sangre, en los huesos, en el alma que dicen que por allí está.
Entonces descubrimos contra lo que los mitos enseñan, que somos nosotros, en cuerpo entero y con el alma que acompaña, la morada del amor.

(José Saramago).

Comentarios

  1. Yo creo que es inútil buscar el amor en nuestro interior porque va siempre de visita por las personas que amamos.

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  2. ¡Y que certeras palabras las que nos dejas y en la que nos reconocemos!

    No es el corazón que late el que está vivo, ¡es el corazón que late de amor!

    Mi cariño.

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  3. Curiosa tu interpretación, Tawaki.
    Gracias por pasar y opinar.

    Un abrazo.

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  4. Es la morada del amor, el corazón que entre pecho y espalda cobijamos.
    El corazón, al cuerpo y alma que acompaña.

    Yo pienso que lo que no tenemos, no podemos darlo.
    ¡Gracias Emilio!
    Un abrazo.

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  5. :) Me parece muy exacto lo que dices, Neli.

    El corazón es nuestra fabrica del amor. Todos tenemos una... ¡Pero tenemos que hacerla funcionar! Es entonces cuando nos enriquecemos (porque el amor enriquece a quien lo crea más que a ninguna otra persona) y cuando podemos regalarlo sin miedo a que se agote.

    Lo cierto es que de tan perdidos que estamos no somos conscientes de esa maquinita tan valiosa que tenemos, así que muchos se dedican a robarlo a cualquier precio. ¡Qué torpes los seres humanos! ¿Cuándo aprenderemos, Neli?

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  6. Gracias de nuevo por tus palabras.
    Siempre me hacen pensar al tiempo que voy afirmando cada palabra que te leo.

    Me impactó tu segundo párrafo, me dejas pensando las miles de formas que la gente tiene de "robar" esa maquinita de la morada del amor.
    ¿cuándo aprenderemos, Emilio? Hoy, todos los días.

    Un abrazo grande.
    Neli.

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