Instantes retratados.

Siempre agradecía escuchar aquella canción tan atemporal para ella.
Sobre todo porque no era habitual que sonara, algo así como disfrutarla más para entonces.

Tuviera el ánimo que tuviera, siempre la tarareaba y sentía que los sentimientos iban paralelos a ella.
 El ritmo y la letra, no sabían de tiempos ni espacios, ni de recuerdos y similitudes.
Aquella tarde, sentada en el banco del parque, la volvió a escuchar.....tan lejos pero tan cerca....

Sintió que la alegría se vestía de ella, mientras olvidaba que días antes había perdido la esperanza.
¡Perder lo último que todo el mundo conserva!

Se abrochó el abrigo y se atusó la bufanda, caía la noche y delante de aquella casa con grandes ventanales blancos, la encontró la risa, los buenos recuerdos, las ganas de apretar con fuerzas lo que sí poseía y continuar el viaje con la más grande de sus sonrisas.

Justo en ese instante le tomaron una foto y se la imprimieron y enmarcaron.
Una receta "anti-negatividad"- le dijeron-. Solo tienes que mirarla y entender el por qué.

Comentarios

  1. ¡Como una bombilla! ¡Se nos enciende el ánimo y se ilumina la mirada; el rostro entero!

    De esos momentos, los que más me gustan a mí son aquellos en los que no encuentro un motivo para la ilusión y la alegría, sino que son las entrañas las que exigen ilusión y alegría. Simplemente, porque sí... :)

    Bello detalle y bello escrito, Neli. Un gustazo leerte.

    Mi cariño...

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  2. el poder curativo de la música, no hay mejor receta!

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  3. Pues si, no es tan fácil como darle a un interruptor pero si tan natural como encender una bombilla.
    Jooo qué suerte de entrañas tienes! :-)

    Gracias.
    Un abrazo grande para ti.
    Neli.

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  4. No hay mejor receta y de eso sabes tú un rato ¿verdad, Raúl?

    Gracias por venir.
    Besos.
    Neli.

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